Finalmente, y como era de esperar, Podem ha expulsado de forma definitiva a Xelo Huertas, Montse Seijas y Daniel Bachiller. Por más que se alegue como causa de la expulsión que las dos diputadas trataron de beneficiar los negocios de Bachiller, lo que parece evidente es que Podem ha resuelto un conflicto interno por discrepancias de los sancionados con el secretario general de la formación, Alberto Jarabo. Pero no es buena política esta de solucionar las divergencias internas a golpe de expedientes y expulsando a los críticos.
Además, la crisis institucional abierta hace un mes, cuando Huertas, Seijas y Bachiller fueron separados cautelarmente, medida que ahora ha sido confirmada, está lejos de cerrarse. En primer lugar, porque las dos diputadas van a recurrir ante el órgano competente de Podemos a nivel nacional, con lo que esta situación puede ir para largo. Además, ambas se han mostrado en contra de abandonar su escaño, por lo que deberán engrosar el grupo mixto. Pero es que, además, está por ver que Xelo Huertas deje por voluntad propia la presidencia de la Cámara, lo que generará una situación inédita que habrá que resolver con el reglamento en la mano, pero en ningún caso será de forma rápida. Y además, caso de que Huertas dejase la presidencia, habrá que buscar alguien para que ocupe su puesto y los firmantes de los Acords pel Canvi deberán acordar a qué formación pertenezca.
En definitiva, la crisis institucional no solo no se solventa sino que se acentúa. Y el principal perjudicado es, sin duda, Podem y su líder en Balears, Alberto Jarabo, que con todo lo que sabemos ahora, es un dirigente cuestionado que, además, incurre en idéntica infracción que imputa a los tres expulsados cuando es innegable que él tiene intereses en IB3. A Jarabo no le queda más remedio, como poco, que abandonar la comisión de control de IB3 si no quiere ahondar en las sospechas de actuación poco ética.
