Al Mirandés le puede salir todo bien o todo mal. Sus números pregonan esa irregularidad sin la cual estaría peleando por entrar en el play-off y no en la zona inocua de la clasificación; en su caso más tranquila que vacía. Es el equipo que más goles ha marcado fuera de casa pero, a la vez, el tercero que más ha encajado después del Athlétic y el Llagostera. Un relativo honor que precisamente comparte con el Mallorca. No hay que fiarse de los de Carlos Terrazas, no, pero tampoco es cuestión de saltar temblando al terreno de juego. La victoria del miércoles en Huesca tendría que servir a los de Vázquez para aparcar la ansiedad que aparentemente les atenaza.
El equipo visitante no se caracteriza por sus individualidades. Se trata de un bloque consistente en ataque, pero vulnerable en defensa. Lago Junior lo sabe muy bien y, sin duda, habrá aportado información a su banquillo. Los burgaleses compensaron su baja con el fichaje de Aridane, aquel delantero del Tenerife que despuntó hasta atraer la mirada de otras ligas europeas, aunque su aventura no se viera coronada por el éxito y haya tenido que regresar a España. Compite con un mallorquín, Abdón Prats, -ya veremos cuánto de verdad hay en el refrán que advierte que no hay peor cuña que la del mismo palo-, quien a su vez pugna con Ion Vélez por un puesto en la posición más adelantada.
Yuste se lesionó en el último entrenamiento y es duda. Siguen fuera de la convocatoria Costas, Díaz. Ha vuelto Brandon. No parece que, salvo por aspectos físicos, vaya a haber muchos cambios. Ortuño seguirá de titular y si alguien se pregunta por qué no lo fue antes, que se dé una vuelta por Ponferrada. No diré más. Ah bueno, eso de que tenía que convencer al técnico en los entrenamientos un camelo; pura chorrada. Vale.
