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Un PSOE roto y sin líder

domingo 02 de octubre de 2016, 06:36h

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La jornada del sábado pasará a la historia del socialismo como una jornada negra, en la cual los dirigentes del PSOE no fueron capaces de solucionar sus diferencias mediante el diálogo y la discusión en los órganos correspondientes del partido, y transmitieron a toda la sociedad española una sensación de honda división y de absoluta fractura interna, a la vez de una enorme falta de liderazgo. Tras una sesión caótica del comité federal, finalmente se produjo una votación a mano alzada para decidir o no la convocatoria de un congreso, como defendía Pedro Sánchez. Ganó el no y Sánchez no tuvo más remedio que dimitir, tras ser derrotado y desgarrar internamente el partido, cosa nunca vista antes.

El hasta ahora principal partido de izquierdas de ámbito nacional está completamente dividido y deberá ser liderado por una gestora que encabezará Javier Fernández, presidente de Asturias, hasta la celebración de un congreso. La ruptura interna es total y la interinidad de la gestora que tomará las riendas de la histórica formación política es manifiesta. Es previsible que lo sucedido ayer tenga consecuencias graves, pues otras formaciones como Podemos e Izquierda Unida tratarán de sacar provecho de la debacle en el PSOE.

El PSIB y Francina Armengol apostaron fuerte por Pedro Sánchez, pero el hasta ahora secretario general ha sido el gran derrotado. Habrá que ver cómo digiere lo sucedido Podemos y si el descabezamiento de Sánchez supone que los de Pablo Iglesias dejen de dar apoyo a los socialistas en las distintas instituciones en que lo hacen, ya sea gestionando directamente o ya sea facilitando apoyo parlamentario. Ahora mismo se trata de meras suposiciones e hipótesis, pero es muy difícil calcular si lo ocurrido en el PSOE invitará a Podemos a reaccionar de algún modo, lo cual haría peligrar la estabilidad y gobernabilidad de algunas comunidades autónomas, entre las que podría estar Balears.

El PSOE afronta un momento crucial para su futuro inmediato. Lo sucedido ayer dibuja un partido roto pedazos que requerirá de mucha generosidad y altura de miras para superar esta crisis que ha dejado a un partido histórico y centenario, dividido, sin líder y sin cohesión interna.