Este martes arrancó la XI Legislatura con la celebración de la sesión constitutiva del Parlament de les Illes Balears, de acuerdo al resultado de las elecciones autonómicas del pasado 28 de mayo. Los 59 diputados y diputadas que representan a la ciudadanía de esta Comunidad Autónoma eligieron de entre ellos a los integrantes de la Mesa de la Cámara y como presidente del Parlament fue escogido Gabriel Le Senne, diputado de Vox que entró a última hora en sustitución de Jorge Campos, que se presenta a las elecciones generales del 23 de julio por la lista al Congreso.
Gabriel Le Senne pronunció un discurso impecable, del que no se puede criticar ni una coma. Pero como es de Vox, es decir, muy de derechas, pues se le ha sometido a un escrutinio minucioso y retrospectivo, para coger cualquier cosa que pudiera haber dicho o escrito; y sacada de contexto, presentarla a la opinión pública como prueba irrefutable de que el nuevo presidente del Parlament es poco menos que un monstruo y que, por tanto, es indigno del cargo.
Sucede, además, que Le Senne, jurista que seguramente cobrará en la actividad pública mucho menos que en su despacho de abogado, ha cometido la imprudencia de escribir semanalmente una columna de opinión en mallorcadiario.com, poniendo a disposición de sus detractores un ingente material con el que reforzar la imagen de ser deleznable y capaz de los peores crímenes que uno pueda imaginar. Entre ellos, ser contrario al aborto, proclamar abiertamente su credo (la religión católica), defender la unidad de la nación española, estar en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo o ser crítico con la inmigración irregular, por citar sólo algunos. Todo ello, según los cánones imperantes actualmente en nuestra sociedad, le convierten en un sujeto peligroso, asocial, indigno de participar en la vida pública.
El mismo día que tomó posesión de su cargo, le llovieron críticas lacerantes por su ideología, que algunos incluso tildaron de contraria a los derechos humanos, nada menos. Pero el hecho es que su primera intervención desde el escaño de presidente del Parlament fue elevado, trascendente, elegante y servicial. Nadie pudo percibir el menor rastro de xenofobia, homofobia, machismo o actitud antidemocrática. Pero eso no importó a la legión de censores que niegan a Le Senne los 100 días de cortesía, para juzgarle por sus obras y no por sus escritos publicados antes de estar en política o por sus tuits.
Aquellos a quienes los tuits de Quim Torra insultando a los españoles jamás les merecieron el menor motivo de crítica, ahora se rasgan las vestiduras por un tuit irónico donde Le Senne hace suya la tesis de la entonces concejala de Podemos en el Ajuntament de Palma, sobre la relación del tamaño de los genitales masculinos con la beligerancia. Entonces no les pareció que hubiera nada criticable en las palabras de Sonia Vivas, pero ahora dicen que el tuit de Le Senne, diciendo que “por eso las mujeres son más beligerantes, porque carecen de pene”, es inaceptable.
Da igual todo, porque lo que aquí sucede es que Le Senne es muy de derechas y, además, que hay elecciones generales el día 23 de julio, por lo que hay que recurrir a lo que sea para criticar al adversario. Y, desde luego, no hay 100 días de cortesía que valgan. Es la guerra y todo vale.