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Un poco de sombra

Por Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23
sábado 11 de junio de 2022, 03:00h

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Desde finales de marzo y hasta principios de junio, pocas cosas hay seguramente más agradables que poder pasear a media mañana o a media tarde por las calles y las zonas más soleadas de nuestra ciudad, para poder sentir así sobre nuestro cuerpo o sobre nuestro rostro los rayos del sol, acompañados por una suave y acogedora brisa. Ese sol y esa brisa suelen influir muy positivamente en la sensación de dulce alegría y de armonía con el mundo que solemos experimentar en esos días.

Esa sensación suele ir debilitándose poco a poco conforme se van acercando ya los meses de julio y agosto, es decir, ante la cercanía y la inminencia de los primeros sofocos estivales. Por ello, coincidiendo con la llegada del mes de junio, empezamos a cambiar ya algunos de nuestros pequeños hábitos cotidianos, en especial si no somos unos grandes entusiastas de la estación veraniega o si somos proclives a sudar algo más de lo que sería fisiológica o socialmente recomendable.

De ese modo, a partir de junio procuramos salir a pasear ya sólo a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde. Cuando ello no es posible y no nos queda más remedio que andar a veces bajo un auténtico sol de justicia, entonces vamos buscando la ayuda cómplice de aquellos espacios en los que sabemos que habrá alguna sombra o en que podremos notar algo de frescor.

En mi caso, estoy pensando por ejemplo ahora en la calle Sant Jaume, y en algunas otras calles y callejuelas del casco antiguo, que parecen especialmente pensadas para, entre otras cosas, poder escapar un poco del agobio de las prisas cotidianas y del calor más sofocante.

En las horas de mayor insolación diurna, solemos buscar también la sombra y el cobijo que nos ofrecen a menudo las hojas de los árboles, los edificios bien orientados o algunas sombrillas estratégicamente situadas en las terrazas de algunas cafeterías. Y si el calor y el sol aprietan ya de verdad, solemos optar entonces por entrar en alguna tienda o en algún local en donde haya un maravilloso aire acondicionado.

En general, podríamos decir que casi todas las sombras son buenas, salvo quizás las que aparecen en las películas de cine negro o de terror. En esas películas, sus protagonistas no sólo suelen rehuir directamente la oscuridad o los callejones umbríos, sino que además suelen caracterizarse también por no fiarse de nada ni de nadie, ya sea una misteriosa 'femme fatale', cualquier ser extraño o con apariencia inquietante, o incluso su propia sombra.

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