Un lustro sin objetivos de salud

JAIME ORFILA. La ley está para cumplirla. Y si no, que pregunten a cualquier ciudadano lo que pasa cuando la vulnera. La actual legislación, la Ley 5/2003 de Salut de les Illes Balears, establece que se debe desarrollar un Plan de Salud, como instrumento estratégico de planificación y coordinación sanitaria de la comunidad. En él se identifican las necesidades de salud de la población y se marcan objetivos para cubrirlas. Permite priorizar las inversiones según su rentabilidad en términos de salud poblacional.

Desde 2007, tras tres consejeros y 3 directores generales, no disponemos de la herramienta definida en la legislación para mejorar la salud de nuestros ciudadanos. De hecho el último plan de salud caducó en el 2007 y no ha sido evaluado ni renovado.

Sin objetivos de salud, es difícil que se desarrollen las estrategias dirigidas a cumplir con los objetivos básicos de los ciudadanos y que se orienten adecuadamente las acciones sanitarias. Sin objetivos de salud no hay garantías de coordinación entre administraciones y una alineación de las políticas de gobierno hacia su consecución. Sin objetivos concretos resulta arduo, cuando no imposible,  periodificar los plazos, y medir los resultados. Sin objetivos de salud, es complejo desarrollar programas y destinar recursos y medios para  responder a las necesidades. No, no es necesario ir a la velocidad de un Porche, pero si, cuando menos, empezar a avanzar en la dirección correcta. En la situación actual, a lo más, en el mejor de los escenarios, se pueden confundir las buenas intenciones con los resultados y esto no interesa más que a los mediocres y no discrimina positivamente la atención de los más necesitados.

En esta misma línea, me ha llamado la atención el escrito, en DM, de un colectivo de profesionales sanitarios, preocupados por el registro de cáncer de Mallorca; sin entrar a valorar el caso concreto de la mencionada unidad de investigación sanitaria, pionera en su momento, de la que no conozco ninguna publicación con datos posteriores a 2002, si me sorprende  la situación de la Red de Registros Hospitalarios de Tumores y el Registro Poblacional de Cáncer de Baleares, creados en 2007, destinados a conocer en tiempo real, la prevalencia y los resultados del tratamiento del cáncer en la comunidad, que siguen sin desarrollarse.

¿A qué se dedican los servicios de la conselleria destinados a tal fin?

¿De qué nos vale la reforma del sistema sanitario, con el coste personal y ciudadano que conlleva, si no se abordan objetivos estratégicos concretos y específicos que llevan años esperando y no tienen coste añadido?

¿Cómo se pueden planificar actuaciones que den respuesta coordinada ante las enfermedades más frecuentes y a las iniciativas del ámbito socioeconómico que mejoran nuestra calidad de vida, sin tenerlas identificadas?

¿Cómo se pueden decidir inversiones coste-efectivas en organización y recursos, que frenen la escalada de las listas de espera, sin datos de actividad oficiales desde el 2010?

En la situación actual, la forma de hacer política, basada en la foto y el titular, ha pasado a mejor vida. A los ciudadanos les interesan gestores del conocimiento y de la eficacia y por lo que se ve, vamos escasos.

Si no identificamos los espacios de eficiencia, continuaremos con el racionamiento como única fórmula de gobierno. Uno diría, visto el escenario, que estamos faltos de algo más que de dinero.

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