Un directivo del IBEX 35 lo deja todo y se hace sacerdote jesuita
Por EUROPA PRESS
domingo 22 de enero de 2017, 16:58h
Los caminos del Señor son inescrutables, dice la máxima cristiana. Como la historia de Alberto Núñez, que ha pasado de ocupar puestos de alta responsabilidad en empresas del IBEX 35 a ser ordenado sacerdote jesuita el pasado mes de diciembre.
Antes de entrar en la Compañía de Jesús trabajó durante quince años en varias multinacionales. Los primeros diez (1994-2004) en Bolsa y Banca de Inversión, primero en Société Générale y luego en BBVA, donde desempeñó la función de Responsable de Análisis paneuropeo del Sector Energético. En 2005 fue cuando se incorporó a Gas Natural Fenosa como Director Corporativo de Estrategia. Fue ordenado sacerdote el pasado 17 de diciembre en la Iglesia de Comillas por el cardenal y arzobispo de Madrid Carlos Osoro. Desde septiembre de 2016 es el responsable de Pastoral Universitaria de la Universidad Pontificia Comillas
"¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?", le preguntó San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, a San Francisco Javier, ganándole para los jesuitas. Pasándole la pregunta a Alberto Núñez, este nos responde: "Habría que preguntárselo a él. Pero ciertamente yo no quiero ser uno de esos".
Fue la muerte de su único hermano el punto de inflexión que le llevó a dar un viraje de 180 grados a su vida. Un cáncer se lo llevó en 2004, dejando tres hijos huérfanos. También San Francisco de Borja, que llegó a padre general de la Compañía de Jesús, encontró la vocación ante la impresión de una muerte, en su caso la de la emperatriz Isabel de Portugal. Fue cuando dijo aquello de "nunca más servir a señor que se me pueda morir".
El padre Alberto Núñez lo explica así: "En lo duro de la situación sentí dentro de mí un amor profundo que no era el amor que sentía por mi hermano, sino la presencia de Dios que me quemaba por dentro. Para mí significaba que el amor era más fuerte que la muerte y que aunque mi hermano muriera siempre estaría vivo. Me hizo también entender que mi vida no podía seguir siendo como hasta entonces. Una llamada tremenda que no sabía entonces en qué se iba a concretar".
La vocación poco a poco se fue concretando: a pesar de que al poco tiempo de la muerte de su hermano aceptó el puesto de Director Corporativo de Estrategia en Gas Natural Fenosa ("el trabajo que siempre había soñado"), también inició un voluntariado en un centro psiquiátrico con los Hermanos de San Juan de Dios. Además, se matriculó en estudios nocturnos de Teología en la Uiversidad Pontificia Comillas.
Más tarde se mudó de su casa en una rica urbanización de Madrid a la comunidad de los jesuitas en el Pozo del Tío Raimundo, uno de los barrios más pobres de la capital. Más difícil fue dejar a su novia, pero ya no había vuelta atrás. Había arrancado la nueva etapa de este hombre que tanto había destacado en su carrera académica y profesional.