Exdiputados, exconcejales y algunos cargos municipales en activo de Vox se han reunido este sábado en Madrid para denunciar que la dirección nacional les "ha robado el partido" y han reclamado su "refundación" ante la ausencia de democracia interna bajo el liderazgo de Santiago Abascal.
Entre los asistentes estaban la diputada de Vox en el Parlament balear Idoia Ribas, la concejala menorquina Maite de Medrano y el exmiembro del partido y diputado Agustín Buades.
Bajo el lema "Fuerza y Honor", varios exdiputados, exconcejales y cargos municipales de Vox han pedido al partido la vuelta a los objetivos que la formación ultraconservadora fijó en su acta fundacional.
Entre los que sustentan este movimiento crítico, figuran cargos expulsados como los exprocuradores de las Cortes de Castilla y León Ana Rosa Hernando y Javier Teira, la exportavoz del Ayuntamiento de Palencia Sonia Lalanda y concejales en activo como Alejandro Pérez (Ayuntamiento de Salamanca) o María Ángeles Guardiola (Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid).
Denuncian el viraje de la dirección nacional de Vox para blindarse, "la anulación" del derecho a opinar o discrepar y el "miedo a represalias e injurias" en caso de hacerlo, al tiempo que apuntan a la "nula transparencia" en el manejo de los fondos del partido, entre otras cuestiones.
Remarcan, sin citar casos, que se han dado "incesantes" abandonos de cargos en el partido y que las expulsiones ponen de manifiesto el malestar existente en Vox.
La última dimisión fue la de Juan García-Gallardo, exvicepresidente de la Junta de Castilla y Léon y líder de la formación en la comunidad autónoma que abandonó todos sus cargos en el partido por "discrepancias" con la dirección nacional.
Las críticas de los díscolos de Vox se expusieron hace unas semanas en el manifiesto "Patriotas de quien pague", en coincidencia con la celebración de la cumbre de Patriotas en Madrid que reunió a figuras europeas de la ultraderecha como el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, o la líder francesa de la Agrupación Nacional, Marine Le Pen.
En dicho documento, subrayaron "los potenciales vínculos" de Vox con "intereses extranjeros" en un contexto de reconfiguración del panorama político conservador de Europa: "Una estrategia que podría implicar subordinación a agendas externas, en particular a través de la financiación", advirtieron.
"Esto cuestiona su narrativa patriótica -la de Vox- y levanta sospechas sobre la supeditación de postulados ideológicos e intereses nacionales a los de otros países o a intereses económicos", denunciaron.