Los resultados de las elecciones en Andalucía también han sido analizados por los partidos de Baleares desde una óptica local, incidiendo especialmente sobre si los cambios producidos en Andalucía pueden tener un paralelismo en nuestra comunidad de cara a los proximos comicios de mayo. Sus valoraciones difieren notablemente.
Por un lado, los partidos del Pacte, PSIB-PSOE, Més y Podem, consideran que el vuelco electoral producido en el parlalmento andaluz no se puede extrapolar a Baleares. La formaciones de izquierda reconocen, eso sí, que se ha producido un voto de castigo si bien difieren en atribuir sus causas: mientras el PSOE lo achaca al abstencionismo de sus votantes, Més considera que es la consecuencia lógica de haber pactado con Ciudadanos en la comunidad andaluza, y los de Podem huyen de la autocrítica y se centran en alertar del peligroso auge de la ultraderecha.
Por otro lado, PP y Ciudadanos ven un cambio de tendencia que se trasladará también a Baleares y que les beneficiaría en las elecciones autonómicas de la próxima primavera. Ambos valoran como determinante la salida del PSOE del gobierno andaluz tras cuatro décadas de ostentar la presidencia y consideran el resultado como un duro castigo a la propia gestión de Pedro Sánchez en el Gobierno central. Fuera del arco parlamentario, el que más satisfecho se ha mostrado es Jorge Campos, líder de Actúa Baleares, la marca balear de Vox, la auténtica sorpresa de las elecciones andaluzas al entrar en el parlamento andaluz directamente con 12 escaños. Campos ha afirmado que los resultados en Baleares "serán incluso mejores que en Andalucía".
Sea como fuere, las cifras en Andalucía sí revelan un respaldo masivo a las opciones de centro derecha. El bloque de izquierdas formado por PSOE y Adelante Andalucía (Podemos) ha perdido 679.00 votos en relación a los obtenidos en 2015. Por su parte, la derecha suma 353.000 votos más que hace tres años. Una diferencia notable que traducida en escaños significará el cambio de gobierno en la comunidad andaluza.
La campaña andaluza se ha desarrollado en buena parte en clave nacional, con el problema del independentismo catalán o la política migratoria como telón de fondo, lo que ha beneficiado el discurso populista de una formación como Vox. En Baleares, es posible que esta clave nacional tenga menos peso en la elección de la papeleta, de igual manera que la fragmentación del mapa político y la volatilidad de la fidelidad de los votantes hacen que sea imposible hablar de certezas. A seis meses vista, todo es posible, pero lo ocurrido en Andalucía no debería ser visto como un fenómeno lejano; más bien, al contrario: lo ocurrido el domingo debilita al PSOE de Pedro Sánchez y a todo su equipo, a la vez que se trataría de un cambio de tendencia que debe preocupar mucho a quienes están ahora al frente de las instituciones baleares.