Una cuarta parte de los vendedores ambulantes de la Playa de Palma, en su inmensa mayoría ciudadanos subsaharianos,
han partido a la Península, según informan fuentes policiales. En parte se debe a que se acaba la temporada turistica pero el factor más importante es que la Policía Local está desarrollando una notable labor de control de este mercado irregular y
está poniendo en muchas dificultades a los ambulantes.
De los 400 vendedores que había en la zona a principios de verano, quedan ahora unos 300, que encima lo tienen mucho más difícil a la hora de organizar su actividad comercial.
También los trileros atraviesan horas bajas y poder burlar a los agentes policiales les es cada vez más difícil.