www.mallorcadiario.com

Turismo masivo, ¿bendición o plaga bíblica?

martes 30 de julio de 2024, 05:00h

Escucha la noticia

Hace apenas una semana se manifestaron en Palma veinte mil personas contra la masificación turística. También en Barcelona, Málaga y las islas Canarias hubo protestas similares con participación de miles de personas. Asimismo, ha habido conflictos similares en otras zonas de Europa y del mundo en los últimos años.

La epidemia de Covid 19 impuso un alto en el movimiento turístico masivo de personas, pero una vez acabadas las restricciones la fiebre viajera se ha desatado con mayor furia que nunca, con un agravante, ahora ya no son solo las ciudades y destinos turísticos clásicos, sino que prácticamente no queda un rincón del planeta, excepto zonas de conflicto (y ni siquiera), sin padecer la avalancha, la auténtica marabunta de turistas, que arrasa allá por donde pasa (que es por todas partes).

Las redes sociales sirven de amplificador universal y no queda sitio por donde pase alguien y lo fotografíe, que se vea libre de la invasión posterior. En Mallorca lo sabemos bien. Hasta hace poco los residentes dejábamos las playas conocidas a los turistas y nosotros íbamos a rincones pequeños, alejados de las zonas saturadas, de acceso complicado, donde podíamos disfrutar de nuestra isla con un poco de tranquilidad, Ahora es imposible. Cualquier cala, por minúscula, recóndita y de difícil acceso que sea, está llena a rebosar de las hordas bárbaras, que no dejan ni un centímetro cuadrado libre. Hace poco hubo una ocupación de protesta del Caló des Moro en Santanyí, por parte de ciudadanos mallorquines hartos de asistir a la ocupación diaria de tan reducido espacio por miles de invasores que no dejan disfrutar del entorno y lo degradan, incluso si se comportan civilizadamente, puesto que cada uno se lleva consigo, en sus zapatos o sus pies, unos cuantos gramos de arena, que multiplicados por miles cada día acaban suponiendo un serio problema de erosión del arenal de la playa.

Pero es que, encima, muchos se comportan como lo que son, una plaga bíblica y no vacilan en saltarse las normas de convivencia y las leyes, por diversión, malicia y vesania. No hace mucho hemos leído noticias de turistas que se saltan la prohibición de llegar con el vehículo hasta la cala de Deià, destrozando las barreras colocadas a tal fin.

El turismo masivo es una plaga que no respeta nada ni a nadie. Ciudades como el núcleo histórico de Venecia se están vaciando de residentes y acabarán siendo, si no lo son ya, un parque temático. Lo mismo está ocurriendo en algunas zonas de Barcelona y en otras muchas ciudades. La codicia local también juega su papel. Los dueños de viviendas que quieren sacar un beneficio desorbitado y las dedican a alquiler vacacional o de temporada, las ventas de inmuebles a fondos buitre y la especulación comercial provocan una espiral de encarecimiento de la vida que hace imposible a los residentes el acceso a la vivienda y los bienes de primera necesidad.

Si nuestras autoridades no se ponen en serio a afrontar este problema, acabaremos muriendo de éxito y con una crisis social de proporciones gigantescas. El decrecimiento turístico parece una necesidad urgentísima, no para empezar a estudiar soluciones, sino para empezar a aplicarlas ya. El turismo masivo que, según algunos economistas y políticos ha sido una bendición (algo que habría que matizar, hasta qué punto y para quién), se ha convertido en una pesadilla, una maldición bíblica peor que las diez plagas de Egipto juntas.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios