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El turismo, en la base de la carrera electoral

sábado 15 de octubre de 2022, 00:00h

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Los indicadores que monitoriza mensualmente el Cercle d'Economia de Mallorca constatan una vez más la dependencia del turismo que tienen la economía mallorquina, en particular, y la balear, en general. Tanto en julio como en agosto, el 84 por ciento de estos indicadores crecieron en términos interanuales, previendo la entidad una cierta desaceleración para los meses de menor actividad y por la incertidumbre sobre lo que pueda pasar el próximo año.

La obviedad de que el desarrollo y la prosperidad de Baleares se sustenta en el turismo conviene recordarla periódicamente, y de una forma más significativa cuando arrecian las posiciones contrarias, incluso desde las administraciones. Estos días se volvieron a escuchar consideraciones en este sentido desde el Consell de Mallorca, cuyo titular de Promoció Econòmica i Desenvolupament Local, Jaume Alzamora -de Més per Mallorca-, volvía a definir nuestro modelo turístico con los calificativos de "obsoleto" y "depredador".

La visión tremendista de Més -el partido más antiturístico junto a Podemos, ambos socios de los socialistas en las instituciones baleares- no sólo es injusta sino que también está radicalmente equivocada. El argumento que esgrimen sobre el perjuicio que supone el turismo para el entorno natural y el mantenimiento de servicios se contradice con las muchas iniciativas emprendidas por el sector durante años en materia de sostenibilidad y respeto del medioambiente; y el beneficio que aporta al conjunto del tejido económico local tanto en generación de recursos como en creación de empleos directos o indirectos es innnegable.

Achacar al turismo todos los males que afligen a la sociedad balear -atascos, carestía de la vivienda, carencia de servicios...- es una visión tan superficial como maliciosamente interesada; especialmente cuando estas deficiencias son responsabilidad de los mismos gestores políticos que se muestran incapaces a la hora de resolverlas.

El estribillo antiturístico de estos representantes públicos es conocido y tiene mucho de pose electoralista en unas fechas en las que conviene empezar a movilizar al núcleo de votantes que, a formaciones como la de Alzamora, les aseguran la posibilidad de seguir ocupando cuotas de poder en las instituciones. Aunque sólo sea con los 42.000 votos sobre los que se alza la representación de Més en la cámara insular. Unos votos emitidos en muchos casos por ciudadanos con sueldo público que creen -erróneamente- que lo del turismo no va con ellos y que el bienestar sólo llega a través de los presupuestos institucionales.

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