Preparen sus carteras, ya está aquí. Un año más, fiel y puntual a su cita, llega la temida cuesta de enero, que este 2011, más que nunca, es un ejercicio de escalada para los más expertos montañeros.
Tras los turrones, las comilonas familiares y los regalos de Reyes volvemos de golpe y porrazo a la cruda realidad, edulcorada durante unos días por el espíritu navideño. Unos la sufrirán más, otros menos, pero lo cierto es que la cuesta de enero a todos afecta.
De nada sirve que sepamos que cada año por estas fechas aparece, ni los consejos de las organizaciones de consumidores, que nos invitan a planificar y distribuir bien nuestro presupuesto, el gasto navideño unido a los ‘subidones’ en las facturas de luz, gas, butano, etc… propias de principios de año lleva a las familias a tener que hacer malabares para sobrevivir a estos primeros 31 días del 2011.
Es en este momento cuando uno se plantea eliminar esos gastos superfluos a los que durante el resto del año no damos importancia, pero que ahora lastran nuestra economía, de apagar los electrodomésticos en vez de dejarlos en stand by, y sobre todo de no dejarse llevar por la fiebre consumista en las rebajas.
Y entre sumas, restas y multiplicaciones contaremos lo días que faltan para pasar la primera página del calendario y despedirnos así, hasta el año que viene, de la cuesta de enero.