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Una torpe actuación de Cort, carente de sensibilidad animalista

sábado 01 de febrero de 2020, 00:00h

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El desmantelamiento de la unidad canina de la Policía de Palma con el envío de sus tres perros a Son Reus, en espera de adopción, ha levantado tal revuelo que el caso ha llegado más allá de nuestras fronteras. Voluntarios de Son Reus ha llegado a recibir llamadas desde países tan lejanos como Noruega interesándose por los perros. Se trata de los tres ejemplares -una labradora, un pastor alemán y un pastor belga- que quedaban de la ya extinta unidad canina que daba apoyo a los agentes en seguridad ciudadana y control de drogas.

La unidad fue disuelta por necesidades de reorganización de la plantilla policial y los perros quedaron al cargo de tres agentes hasta su envío a Son Reus, donde se encuentran a la espera de regularizar su situación administrativa. Las formas, sin embargo, han provocado un aluvión de críticas al mostrar una escasa sensibilidad animalista.

El Ayuntamiento está en su derecho de reorganizar la plantilla de la Policía Local y, en este contexto, suprimir la Unidad Canina si con ello libera recursos para mejorar el servicio de seguridad ciudadana. La manera de hacerlo, en cambio, deja mucho que desear. Las críticas han ido dirigidas a la escasa sensibilidad animalista que ha demostrado una administración que se autocalifica como "amiga de los animales", con una concejalía expresamente bautizada como de Bienestar Animal. Los epítetos han sido muy gruesos hacia los responsables municipales, a los que sobre todo cabe achacarles una torpeza mayúscula en la gestión del asunto.

Ante el escándalo desatado, Cort -en la persona de la concejal y el jefe de la Policía- ha salido al paso visitando a los animales en Son Reus, puntualizando que ésta es una instalación adecuada y que no es más que "un paso previo necesario" para la adopción de los perros. Queda en el ambiente, sin embargo, la sensación de que este episodio se podría haber gestionado con mayor sensibilidad animalista, a la vez que se ha perdido una oportunidad para hacer un reconocimiento público a la labor de los últimos agentes caninos de Palma que, con toda seguridad, habría sido bien recibida por los ciudadanos entre los que se encuentran aquellos que serán su futura familia.