Todos a una

Se cumple un mes desde que la Federació de Penyes del Real Mallorca SAD convocó una reunión con el CEO del club y que, tras el discurso de marras ante apenas una decena de representantes, acabó como el rosario de la aurora en una verdulería, con Yuste, Cabrero y Olaizola enfrentados a un grupo de aficionados en el aparcamiento de Son Moix. Desde entonces el equipo ha continuado sin ganar un partido y, en definitiva, sumando dos puntos de doce posibles.

Me pregunto qué explicaciones se le ocurrirían a Maheta Molango o al propio ex entrenador que ya no está y qué cara se le has ha quedado a Rosa Planas y colaboradores, los cuales minimizan lo que debería ser su verdadero rol. Responder a las permanentes llamadas de auxilio del club para llenar el estadio en lo posible es ni más ni menos que abusar de la entrega de una afición engañada. Y ese público, abonado, penyista o simple espectador, no caería en la trampa si se diera cuenta de que lo único que hace es contribuir a la continuidad de la mentira. Ni uno solo de los que piden auxilio dejará de cobrar su nómina, millonaria por cierto. Ninguno de ellos ha ofrecido el menor sacrificio para incentivar la llamada. ¿Regalar tres entradas a cada socio?. ¡Vamos!, esto es más antiguo que Matusalén. Nadie ha propuesto renunciar a una mensualidad para compensar su pésima gestión, por lo que yo llenaría las gradas con una condición: que se vayan todos. La exigencia planteada en la multitudinaria manifestación de octubre del 2014 de la que Utz Claassen, luego principal responsable de la situación actual, se mofó y salió triunfante.

Y es que el entorno más próximo no puede sentirse al margen del apocalipsis que se avecina. Este club será como la historia de Fuenteovejuna, la obra teatral que escribió Lope de Vega en 1619, y morirá apuñalado por todos a una.