Un 92,1 por ciento de los lectores de mallorcadiario.com expresaban -en la encuesta semanal de este digital- su preocupación ante la posibilidad de que vuelva a producirse una crisis económica que afecte a Baleares con consecuencias similares a las sufridas con la crisis de hace diez años. Sólo un 7,9 por ciento consideró que no había que temer tal posibilidad.
Existen elementos externos que avalan este temor. Por una parte, Alemania -uno de los principales países de origen de los turistas que recibe esta comunidad- ha visto cómo su PIB se ha contraído un 0,1 por ciento respecto al primer trimestre del año, lo que pone a la economía alemana en puertas de una recesión. El hecho ha encendido todas las alarmas al tratarse de la primera economía de Europa y ser el principal indicador de lo que pueden esperar otros países del entorno.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China, la incertidumbre provocada por el Brexit -con la posibilidad cada vez más real de que se produzca una salida no pactada de Reino Unido de la Unión Europea- son otras razones externas que no hacen pensar en un escenario económico positivo a nivel mundial, con consecuencias fatales para las economías locales.
En el plano doméstico, a lo largo de los últimos diez años, España ha hecho buena parte de los deberes que le permitieron levantar el vuelo ante la grave crisis de 2008. Hasta el punto de que el Fondo Monetario Internacional ha revisado al alza sus propias previsiones de crecimiento para nuestro país en 2019 y 2020, respecto a los vaticinios del mes de abril. Concretamente, el FMI prevé que España crecerá un 2,3 por ciento este año y un 1,9 por ciento en 2020, tan sólo por detrás de Estados Unidos en el conjunto de las economías occidentales.
Esta visión positiva, sin embargo, queda empañada por la inestabilidad política del país, con un gobierno en funciones que opera con un presupuesto prorrogado dos años y con un horizonte de incertidumbre que puede desembocar en nuevas elecciones. En Baleares, el panorama económico siembra dudas respecto a la temporada turística mientras el Govern se prepara para acometer recortes millonarios en sus cuentas, tras detectarse un agujero de 500 millones y dispararse la deuda pública 542 millones en los primeros meses de este año.
Poco se puede hacer desde aquí para influir en la evolución de factores externos como el Brexit, la guerra comercial o la recesión de Alemania. Pero sí es necesario actuar en aquellos ámbitos donde hay margen de acción, como son una correcta política económica local que no despilfarre y apoye la competitividad, evitar decisiones que afecten al empleo y al desarrollo, o implicar a las empresas en un pacto público-privado que ayude a profundizar en la transformación productiva de las Islas. Si la economía local se mantiene fuerte, el riesgo de coger una pulmonía cuando las grandes economías se resfrían, siempre será menor.