Durante cinco días (del 27 de noviembre al 1 de diciembre) habitantes y visitantes de Mallorca tenemos la oportunidad y suerte de poder participar de uno de los mayores y mejores eventos culinarios que se dan lugar en nuestra isla sino el que más. La feria por antonomasia de las tapas, los pinxos y los cócteles, Tapalma llega a su 15ª edición lo que significa su total consolidación.
Lejos queda aquel 2004 en el que, organizado por Restauració con el respaldo del Consell de Mallorca, el Pueblo Español acogió en sus plazas y edificios un encuentro que quería aprovechar el auge que estaba teniendo en la sociedad el “ir de tapas”, que no es más que una modalidad moderna del atávico “anar a fer un variat”. Tal fue el éxito de la idea que pronto fue copiado por muchos municipios de la isla que cada año tienen en su calendario una fecha reservada para un evento de idénticas características.
Tapalma es, sin duda, un evento que aporta valor añadido a la ciudad de Palma, siendo que la capital se convierte no sólo en una referencia turística en cuanto a su estética, sino también por la oferta -mal llamada- complementaria de la que todos podemos disfrutar.
Y ello es muy importante si se quiere que el atractivo de la isla y de su capital no sea únicamente el sol y la playa. La desestacionalización turística es un mantra que escuchamos cada vez que se habla de la economía de Mallorca, sin embargo, no siempre observamos que las palabras sean correspondidas con los actos. Tapalma es uno de esos eventos que hacen gala del “better in winter”.
Además de la cuestión turística, la organización de un evento como Tapalma tiene muchos aspectos positivos: da a conocer el potencial culinario, lanza nuevas figuras de la cocina, propicia la innovación, fomenta la creación de empleo, genera la sociabilidad y alegría de los ciudadanos y genera sinergias económicas a todos los niveles puesto que cuando las personas pasean por las calles siempre tienden a hacer consumo en general.