También es culpable

Este país no lo reconoce ni la madre que lo parió. Esa es la sensación que tengo en estas últimas semanas. Durante 20 años ha sido para mí, el mejor lugar del mundo para vivir y tener una familia. Ahora mismo, saldría corriendo si fuera posible. No solo es por la crisis, que al fin y al cabo es mundial, sino también porque la gente que antes era acogedora y amable, ahora parece instalada en la queja permanente, en la negatividad, la agresividad y la contradicción.

Han pasado dos semanas desde que la enfermera Teresa Romero, fue hospitalizada al contagiarse de ébola. Una enfermedad terrible, desgarradora, desconocida hasta ahora en nuestro país. Una enfermedad que asusta. Es lógico, tememos a lo desconocido. Los medios de comunicación y la población en general, han debatido largo y tendido sobre el tema. Hay para todos los colores, desde los que están a favor de traer a los enfermos, los que están en contra de haberlos traído y luego están los que sea como sea el culpable es el gobierno.

Miles de defensores han saltado a la yugular de la ministra Ana Mato, acusándola de inepta, inútil… en fin (es que a lo mejor no tendría que haber sido ministra), que le han dicho de todo menos bonita. No voy a debatir sobre eso, aunque en mi opinión al ser una enfermedad desconocida y aplicar los protocolos por primera vez, es normal que se cometan errores, no tenemos experiencia en situaciones así, pero lo dicho este no es mi debate. Y tampoco voy a entrar en la mala gestión que se hizo de los primeros días. Lo que quiero poner sobre la mesa, es que la enfermera, entiendo, que tiene cierta responsabilidad en el asunto. No le quito mérito. Cuidó a un enfermo de un padecimiento altamente contagioso, pero hasta donde entiendo, ella estaba haciendo su trabajo y si no quería hacerlo imagino que tuvo la oportunidad de negarse. Dicho esto, y vuelvo a repetir sin menospreciar su valentía, me parece que siendo una profesional de la medicina ha hecho cosas cuanto menos inexplicables desde el punto de vista de una profesional con una larga trayectoria a sus espaldas. Porque ella desde el principio sabía perfectamente que había estado con un enfermo grave y sin embargo, no valoró de manera adecuada las décimas de fiebre que tenía.

Mientras todo el mundo se dedica a despotricar contra quienes la dejaron marchar de vacaciones – les doy la razón- nadie pone de manifiesto que ella tiene algo que ver  en todo esto.  Podría decirse que ha puesto en peligro a su familia, amigos y vecinos, paseándose tranquilamente, acudiendo al PAC – con la de personas que suele haber en ellos- camuflando su fiebre con medicamentos, y cabe preguntarse, ¿informó a sus superiores que se encontraba mal?. Que se contagió por un fallo de protocolo, nadie lo discute, que si los trajes no son los adecuados, es una cuestión que los entendidos deben dilucidar. Todo lo que quieran, pero al final, lo que parece, es que hubo cierta relajación en la actuación de la enfermera.  El pasaje de la depilación es un indicativo de la cuestión.. No es una gripe común , no, es  ébola. Por Dios!

Repito, no niego la responsabilidad de sus superiores, no niego los fallos cometidos – aunque solo no se equivocan quienes no hacen nada-. Pero a mi entender ella, también es responsable. Desde el fondo de mi corazón, que se reponga. Cuanto antes, mejor.

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