La abogada laboralista y candidata del PSOE a las próximas elecciones desde el pasado 29 de noviembre continúa con su campaña. El objetivo se plantea difícil: la presidencia del Consell.
No se lo tome a mal, pero algunas personas no reconocieron su nombre cuando les dije que iba a entrevistar a Susana Mora. Es relativamente nueva en esto de la política, ¿qué imagen quiere que tenga la ciudadanía de usted?
Quiero que me vean como lo que soy, ni más ni menos. Por una parte existe mi imagen profesional, la de una abogada laboralista que está en contacto a diario con la gente; por otra parte y sin estar desligada de la primera, existe una imagen personal, la de una ciudadana comprometida con la sociedad menorquina que vive sus problemas en primera persona. Yo también tengo familiares en paro, que no pueden cobrar prestaciones... y una hija pequeña que en el futuro también podría necesitar ayudas.
Se afilió al Partido Socialista en 2011. En 2012 entra en la ejecutiva insular como secretaria de comunicación. El proceso personal y profesional que le llevó a un ascenso tan rápido, ¿cómo fue?
Antes de responder a esa pregunta, me gustaría decir que mucha gente entiende la política como algo ajeno a sus vidas y controlado por unas élites. Creen que es bueno quejarse de vez en cuando pero hasta cierto límite, porque después de todo son esas élites las que tienen la última palabra. Mi afiliación al partido en 2011 es un acto de coherencia con mis propios ideales. Yo siempre había sido socialista, pero no decidí tomar una postura activa y militante hasta el desastre de 2011. Pensé que los ciudadanos necesitaban al partido, y que el partido me necesitaba a mí. Desde el primer momento se me recibió con los brazos abiertos, y en en el congreso insular del partido en 2012 se me ofreció entrar en la ejecutiva. Creo que mi ascenso se debe a mi actitud positiva frente a los problemas a los que nos enfrentábamos. El partido necesitaba gente que aportara su granito de arena y que si hiciera escuchar.
Dice que desde el primer momento se tuvieron en cuenta sus ideas, ¿qué ideas eran esas?
Llegué con muchos ánimos. Eran momentos de desconcierto y pesimismo. Nos preguntábamos qué habíamos hecho mal para obtener esos resultados. Cuando llegué mis pensamientos eran: “Sí, hemos hecho cosas mal, pero también hemos hecho otras bien; centrémonos en esos aspectos positivos para volver a levantarnos y recuperar a los votantes”,
En su discurso de presentación dijo que su objetivo era formar “un nuevo gobierno que evite que gran parte de la población menorquina siga quedando excluida de las políticas públicas”, ¿de qué manera cree que se excluye a los menorquines de la política?
Esto sucede de dos formas distintas. Por una parte, está la actitud que hace que los ciudadanos se queden al margen. Necesitamos avanzar mucho en ese aspecto para que la gente se de cuenta de que la política la hacemos entre todos. Por otra parte, está la exclusión que se deriva de las políticas del propio gobierno. En mi opinión, la actuación del gobierno responde más a un ideario político que a una realidad social.
Esta semana estuvo en FITUR. ¿Qué le parece la situación actual del turismo menorquín?
Más allá del problema del transporte aéreo, creo que de nuevo estamos hablando de una política hecha de espaldas a las necesidades del sector. El sector turístico necesita que nos pongamos de acuerdo y que se establezcan objetivos comunes. Estamos viviendo una legislatura en la que, en contra de lo que nos hacen creer, se vive una situación de divorcio en el sector. La solución se encuentra en la creación de un gran pacto social a favor de una ocupación de calidad.
Pregunta obligada, ¿qué opina del fenómeno Podemos?
Creo que Podemos tiene mucho trabajo de estructuración por delante. Todos estamos de acuerdo en lo que a declaraciones de principios se refiere, el problema llega a la hora de materializar esos ideales.
Pero, si todos los partidos son “iguales” en ese aspecto básico, ¿a qué se debe el éxito de Podemos?
Creo que ese éxito está propiciado por el momento. En tiempos en los que la ciudadanía se llena de desesperanza y de desencanto hacia los partidos políticos tradicionales, es lógico que de su apoyo a a un partido nuevo, a pesar de que los principios que defiende son los mismos que firmamos todos los demás.
Hablemos ahora de los votantes más jóvenes, ¿qué piensa del cinismo con el que muchos de ellos ven a los principales políticos – incluido este – y a las instituciones?
Ese mismo cinismo del que hablas es el que me impulsó a entrar en política. El siguiente paso era cambiar de actitud, abandonar esa desesperanza para cambiar lo que yo creía que se estaba haciendo bien.
¿Cómo veía usted la política hace 10 años?
Como un mundo inaccesible gobernando por una élite.
¿Por una casta?
No me gusta usar ese término porque lo considero despectivo. “Casta” es despectivo, “élite” es descriptivo. Veía el mundo de la política con la inmadurez de la juventud, que puede hacerte ver las cosas de un modo demasiado crítico. Más tarde vi que la misma política que criticaba había sido responsable en el pasado de todos esos logros que hacían mi vida mucho más cómoda en el presente. Adoptar esa perspectiva es la que finalmente te obliga a decidir una postura.
¿Qué pasa con la cultura?
Ha sido utilizada por los políticos dándole demasiada importancia a su parte “económica”, olvidando a los pequeños colectivos.
Pongamos que llega al Consell, ¿soluciones concretas?
Priorizar los recursos con los que contamos, siempre priorizando los servicios sociales. Renegociar el calendario de obras de la carretera general es otro objetivo a tener en cuenta.