![perpinyà 3 col1ok](https://www.mallorcadiario.com/wp-content/uploads/sites/2/2013/02/perpinyà-3-col1ok.jpg)
Se han cumplido 10 años desde la publicación de una portada en la revista Zero en la que aparecía Joan Miquel Perpinyà reafirmando su condición de Guardia Civil y homosexual. La suya es una de las portadas más recordadas de la mítica y desaparecida revista. Ha sido una década de grandes cambios en la Benemérita y también de grandes cambios en la vida de Perpinyà.
Concedió una entrevista a mallorcadiario.com en la que relata que “en septiembre de 2011 dejé la Guardia Civil y como ya llevaba tiempo colaborando en diversos medios de comunicación, pensé que había que empezar una nueva etapa en este campo profesional. Acudo a las tertulias cuando me invitan y escribo artículos en los periódicos. Estoy satisfecho. Al tener más tiempo para investigar, decidí escribir un libro sobre el caso Can Domenge que se titula “La Batalla de Can Domenge”. Ha funcionado muy bien y parece que las tesis que yo sostengo en el libro se están confirmando de algún modo.
Según explica en la entrevista, “la compraventa del solar de Can Domenge por parte del Consell de Mallorca por 30 millones de euros fue un precio razonable. Ahora sabemos que BMN-Sa Nostra lo acaba de vender por 7 millones a un empresario mallorquín, Jaime Bauzá, de Protur Hotels. Él mismo ha reconocido que es exagerado decir que el solar valía el doble de lo que exigía el Consell de Mallorca. Y si el solar se vendió por el precio que valía, no hay caso Can Domenge. José Luis Núñez denunció al Consell para que no se protegiera el edificio Gesa y así poder construir pisos de lujo”.
En cuanto a la notoriedad que le sobrevino por haberse manifestado homosexual, señala que “en noviembre de 2002 saltó a los medios de comunicación el caso de un agente homosexual destinado en Vilafranca que solicitaba convivir en el cuartel con su pareja de hecho, que también era un hombre. Yo entonces ocupaba el cargo de secretario jurídico de la Asociación Unificada de Guardias Civiles en Baleares (al cabo de los años acabó presidiendo dicha asociación profesional, mayoritaria en la Guardia Civil) y solicitamos públicamente que se cambiara la normativa interna que prohibía vivir en los cuarteles a parejas del mismo sexo, lo cual constituía una clarísima discriminación por razón de orientación sexual que vulneraba la Constitución. Ante el revuelo mediático la Guardia Civil modificó la legislación de forma sorpresiva. Como los protagonistas de la historia no quisieron hablar con los medios de comunicación, yo fui quien expliqué el caso en la revista Zero y expliqué la realidad de un gay en una institución como la Guardia Civil.
Aquello cayó mal a los mandos
Confiesa que “sabía que aquello caería mal a los mandos, de hecho recibí alguna llamada a posteriori. Pero consideré muy necesario que la sociedad se hiciera eco de la falta de derechos y la discriminación por razón de orientación sexual que existía en la Guardia Civil. En aquella época, estamos hablando de diciembre de 2002, en España había un problema serio de invisibilidad pública de gays y lesbianas. Nadie se molestaba en legislar a favor de gente que no aparecía públicamente excepto en la celebración anual del orgullo gay. Los colectivos GLBT tomaron conciencia de este problema y más específicamente la revista Zero trabajó para dar visibilidad a gays y lesbianas de forma que en la portada de la revista, que era de tirada mensual, aparecieran personalidades relevantes u homosexuales de diferentes estamentos sociales. Así, la portada de Zero se convirtió en un escaparate donde pasaba gente conocida y también un sacerdote, un militar y finalmente en mi caso, un guardia civil”.
Más tarde, en julio de 2003 "fui elegido secretario de Comunicación de la asociación y en abril de 2008 me presenté a las elecciones y las gané. Desde ese punto de vista no puedo decir que las cosas me fueran mal, pero desde el punto de vista profesional debo reconocer que al significarme tanto y salir en los medios de comunicación, me convertí en alguien muy molesto para los sectores inmovilistas de la Guardia Civil. Me acribillaron a expedientes disciplinarios, me cesaron en el destino de forma arbitraria e injustificada (años más tarde así lo calificó un juez) y acabé teniendo serios problemas internos”.
En la actualidad, “se está progresando lentamente, aunque aún dista mucho de los derechos que tienen los trabajadores civiles. Me refiero a la libertad sindical. Hace una década los derechos de los guardias civiles estaban en edad prehistórica. Por ejemplo, conseguimos que se suprimieran los arrestos”.