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No sólo la nariz sabe oler

lunes 08 de abril de 2013, 11:23h

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Científicos han encontrado que el corazón, la sangre, los pulmones, así como otras células del cuerpo tienen los mismos receptores para la detección de los olores que existen en la nariz. Con la presentación de este hallazgo en la Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química, se abre la puerta a la pregunta acerca de si el corazón, por ejemplo, "huele" la copa recién preparada de café o el pan de canela.

Peter Schieberle, autoridad internacional en química y tecnología de alimentos, explicó que los científicos pensaban que la nariz tenía un monopolio sobre los receptores olfativos. Los receptores olfativos son puertos para acoplar los compuestos químicos transportados por el aire responsables del olor de los alimentos y otras sustancias, por lo que la conexión de las moléculas con los receptores provoca una cadena de eventos bioquímicos que se registran en el cerebro como los olores específicos.

"Nuestro equipo descubrió recientemente que las células de la sangre, no sólo las células en la nariz, tienen receptores de olor --dijo Schieberle--. En la nariz, estas sustancias denominadas receptores sensoriales captan los olores y los traducen en un aroma que nosotros interpretamos como agradable o no agradable en el cerebro".

"Pero es sorprendente que cada vez hay más evidencia de que también el corazón, los pulmones y muchos otros órganos no olfativos tienen estos receptores. Cuando se come un alimento, sus componentes se mueven desde el estómago a la sangre. Pero ¿significa esto que, por ejemplo, el corazón huele la carne que acaba de comer? No sabemos responder a esa pregunta".

Su equipo ha descubierto recientemente que las células primarias de sangre aisladas de muestras de sangre humana son atraídas a las moléculas odorantes responsables de producir un aroma determinado. Schieberle describe un experimento en el que los científicos ponen un compuesto odorante atrayente en un lado de una partición de múltiples pocillos, y células de la sangre en el otro lado y que las células sanguíneas se movieron hacia el olor.

"Una vez que los componentes de olor están dentro del cuerpo, sin embargo, no está claro si funcionan de la misma manera como lo hacen en la nariz", afirmó. El equipo de  investigadores de Schieberle con colegas de la Universidad Politécnica de Munich en un campo denominado 'sensonics' intentaron comprender mejor por qué los alimentos se saborean, sienten y huelen como apetitosos o poco apetitosos.

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