Entre Sant Honorat, Sant Antoni y Sant Sebastià hay pocos núcleos de Mallorca que se escapen de las celebraciones durante esta semana. ‘Foguerons’, ‘torrades’, ‘demonios’ y animales son los protagonistas de unas jornadas lúdicas donde las relaciones sociales adquieren más intensidad.
La fiesta de Sant Antoni Abad, patrón de los animales, es la más extendida en las poblaciones de Mallorca, si bien destacan las celebraciones de Sa Pobla, Manacor, Artà, Muro y Pollença.
Para los ‘poblers’, la festividad de Sant Antoni es el hito más importante de su calendario. Las completas, el ‘pregó’, el baile de cabezudos, los juegos artificiales y les 'espinagadas' son parte de un programa de celebraciones disfrutado tanto por oriundos como por foráneos.
En Manacor los protagonistas son los numerosos ‘foguerons’ que pueblan la localidad en la vigilia de Sant Antoni y la ‘colla de Dimonis’ que se pasean durante toda la noche ofreciendo su baile al fuego. El ‘Patronat de Sant Antoni’ organiza un concurso en el que se vota el fogueró mejor adornado.
Los artanencs también quieren y viven la fiesta de Sant Antoni con gran intensidad. Los actos se dividen entre la Capta y las Completas del 16 de enero y las ‘beneides’ del 17, caracterizadas por el cante de ‘gloses’ en las que se repasan los hechos más importantes acaecidos en los últimos meses.
De Muro destacan las ‘Beneides’ realizadas durante la tarde del 17 de enero. ‘Carrosses’, carros ‘engalanats’, bandas de música y otras agrupaciones acompañan a los animales, los auténticos protagonistas de la fiesta. Pero no sólo es en Muro donde los animales son bendecidos, ésta es una práctica de cariz religioso que se lleva a cabo en casi todas las parroquias de Mallorca.
El protagonista en Pollença es la ‘pujada al Pi’. En la noche del 17, los jóvenes de la localidad intentan subir el tronco de un pino de unos 20 metros previamente enjabonado en su base. El victorioso recibe como premio una gallina colocada en la cúspide del tronco dentro de unan ‘senalla’. En los últimos años el ‘Pi’ ha sido trasladado desde la finca de ‘Ternelles’ motivo por el cual algunos lo denominan ‘el Pi de Ternelles’. Después de la jornada, pino es aprovechado para confeccionar las espadas de la fiesta dels Moros i Cristians.