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Sobrevivir en Palma

martes 01 de junio de 2021, 07:00h

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Llevo unas semanas escribiendo sobre Palma, inducido con el único motivo de que me preocupa el devenir de mi ciudad; a Palma la quiero como es, con sus virtudes y sus defectos pero me gustaría protegerla, siempre en mi corazón, de los desmanes que está sufriendo por tierra mar y, casi aire. Intentaré, no se lo aseguro, no citar el último responsable de las aberraciones que no es otro que el Almirante Hila, es conocida mi devoción hacia su persona.

Lo primero que aconsejaría, ahora que vuelven los turistas, es que la oficina de turismo edite una manual de supervivencia en Palma ya que no está fácil últimamente, el cual, además de castellano y catalán, debería estar editado en el idioma que hablan los visitantes. Esto que parece de sentido común muchas veces los anuncios de las
administraciones no lo entienden y, claro está, nadie que no sea de aquí cumple lo ordenado.

El consistorio de Palma, mejor, la parte que conforma el consistorio que gobierna, esto es la izquierda –en su variadas formas de moderación o desmadre- han decidido establecer y garantizar derechos a quienes se desplazan por la ciudad con vehículos no contaminantes, esto es ciclistas, patinadores y demás gente de mal vivir.

El problema es que se han olvidado de un pobre colectivo en el que me incluyo y que aún contaminamos menos, los peatones. La mayoría de mis trayectos del día los hago andando y no pasa un día en el que no esté a punto de ser atropellado por un patinete o bicicleta que con absoluta normalidad y en claro desprecio a las normas circulando por aceras a velocidades altas y dándole igual la suerte que sufran los peatones.

Está muy bien otorgar derechos a esa gente pero también deberían tener obligaciones, como un seguro de daños y responsabilidad civil por si en una de esas aventuras por las aceras atropellan a alguien. En este colectivo de ciclistas desmadrados incluyo las propias bicicletas municipales, que espero que tengan seguro aunque se rumorea que no, que no tienen ningún empacho en ir por las aceras. Entre los que circulan por donde no deben señalo porque lo he visto a varios miembros de la ORA.
Naturalmente la Policía nada les dice a esos temerarios conductores. Mira que la izquierda tiene el gatillo fácil en prohibir y sancionar y no hay forma de que prohíba y obviamente sancione a quienes sin poder hacerlo lo hacen. Seguramente porque eso es trabajo y claro son alérgicos a conjugar ese verbo y si lo hacen les produce urticaria.

Asimismo esa gente que disfruta de carriles especiales tampoco respeta por lo general los semáforos, aunque aquí podríamos incluir también a los ryders; se saltan cuanto semáforo ven en rojo. Parece que lo hacen apropósito, cogen la onda roja…, onda muy propia de la izquierda, por cierto.

Un día morirá alguien o quedará gravemente lesionado y todo pasará a ser un drama, un llanto y crujir de dientes, el vehículo, patinete o bicicleta, no tendrá seguro, deberá responder el conductor con su propio patrimonio o sus padres si es menor y ante los ojos de la izquierda, habrá muerto un capitalista que abusaba de su derecho de circular andando por la acera cuando un digno patinador o ciclista a cuarenta kilómetros por hora le atropelló y aquí paz y después gloria.

No soy vidente ni profeta pero les aseguro que pasará. Las autoridades ante la mala educación cívica y vial de determinados ciudadanos deben tomar cartas en el asunto, aunque sea su nicho de votos; sino pasará lo que a veces pasa, que alguien se toma las Justicia por su mano, que aplique eso del ojo por ojo y diente por diente.

Al fin, han cerrado un vertedero dentro de Palma ahora solo falta que cierre el otro, la playa de can Pere Antoni y Ciudad Jardín. Son situaciones casi idénticas y obviamente para los que nos gobiernan o es herencia recibida o es culpa de otros. Suya en ningún caso. La diferencia esencial es que el vertedero de Son Güells es iniciativa de unos ciudadanos y el otro, la de los vertidos, es originario de las administraciones, los primeros contaminantes del mar balear.

Quiero a mi Ciudad casi desgarradoramente y hoy me duele Palma, no se merece lo que le estamos haciendo; me aprovecho de una persona muy querida en esta plaza, Tolo Güell y hago mía una frase suya que me define, som ciutadà de fora portes.
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