Que la tierra te sea leve. Esta expresión latina se usaba en la Roma precristiana para despedir a sus muertos ilustres y hoy lo traslado al siglo XXI para despedir a los cadáveres políticos que habitan este país desde el pasado domingo.
El Presidente Sánchez ha sido el claro ganador de las elecciones generales. No tanto por el número de votos sino por su distribución, pero el ganador, al fin y al cabo. No hay duda. Lo peor de ese resultado es que está en su mano nombrar de nuevo a Carmen Calvo vicepresidente. Nadie tan mediocre en este país ha llegado tan alto.
Adolfo Suárez es una reseña en la historia de España. No un activo político. La aportación del junior ha sido escasa y nefasta si bien la política de fichajes a la que han jugado los partidos ha sido más un entretenimiento de plumillas que influencia real en las votaciones.
Pablo Casado la noche del domingo debería haber presentado su renuncia. Un líder que conduce a su partido a un descalabro de tal envergadura no tiene autoridad ni justificación para continuar, de hecho, sus bases ya no le votaron en el último congreso del partido. Seguramente si no hubiera elecciones en un mes habríamos vivido una noche de cuchillos largos. Lo mismo cabe decir de Pablo Iglesias. Si te estrellas debes renunciar, has perdido algo tan intangible como es la confianza.
La victoria del Presidente Sánchez, ese que ni los suyos querían y que tuvo que hacer la vuelta a España en su Renault, no es un hecho baladí; supone la convalidación de toda su política social, que no sabemos quién pagará, y de su política respecto a Cataluña absolutamente rompedora con lo que venía haciendo el Gobierno de España y su partido. Con ese apoyo el Presidente recibe un apoyo expreso para continuar negociando con los rufianes, puigdemonts y torras de turno la constitución de una nueva configuración de Estado, para lo que, de ninguna manera dispone del apoyo necesario pues implica la reforma de la Constitución de 1978.
Ha ganado el Presidente Sánchez, esperemos que el IBEX 35 le indique con quien pactar, y sea lo más leve posible su mandato para la clase media, los empresarios y los emprendedores; y que su pseudo política social sea asumible paras las arcas públicas ya que los bolsillos de los ciudadanos empiezan a estar vacíos de nuevo.
Y recuerden, NO ES NO, hasta que sea necesario que NO ES SI. Que ya les anuncio que veremos en múltiples oportunidades. Que pasen un buen día.