Resulta cuanto menos curioso que, mientras la Guardia Civil, dependiente jerárquicamente del Ministerio del Interior, presidido por un juez socialista, rinde merecido homenaje a sus guardias asesinados por ETA, el gobierno no tenga escrúpulo alguno en subvencionar a asociaciones que promueven homenajes, bienvenidas y reencuentros con etarras, en su día condenados por asesinatos o actos terroristas, cuando regresan a sus pueblos de origen, abandonada la cárcel en la cual han pasado unos pocos de los muchos años de condena. Ya no se trata de carencia de escrúpulo, sino, incluso, de conveniencia de darse por compañía el brazo político promotor de esos homenajes. Lo que está aconteciendo en Navarra, resulta, cuanto menos ignominioso para un español. El socialismo, navarro en su cabecera, pero de Ferraz en su retaguardia, no tiene obstáculo ni recato en aceptar el apoyo parlamentario de Bildu para acceder a la presidencia de la Comunidad Foral. Olvida la señora Chivite las decenas de compañeros socialistas asesinados por los causantes políticos de ese oso por el cual se deja abrazar. Un oso que le exigirá todo cuanto se halla en sus entrañas para seguir dándole apoyo parlamentario.
Es el principio del pago de la factura por la investidura fallida de Sánchez, la semana pasada. Una investidura, por cierto, que no ha hecho mella alguna en el talante político de un socialista al cual nada le puede entorpecer su mantenimiento en la Moncloa. Ahí está el anuncio de creación de una comisión especial para revisar en el País Vasco las leyes estatales para comprobar, se supone, que se ajustan a las aspiraciones independentistas de vascos y navarros abertzales. El camino hacia la conquista de la gran Euskalerria, con el Iparralde incluido, ya se ha iniciado, con el visto bueno de Ferraz.
El que desaparezca la bandera de España de la sede socialista en Pamplona, será una pura anécdota comparado con lo que se avecina. A fin de cuentas, Sánchez prefiere el abrazo de Otegi, al apretón de manos de Ortega Lara. La diferencia es mínima, el primero era un pacífico verdugo, el segundo una simple víctima. Y el que las víctimas se sientan ultrajadas, menospreciadas, ridiculizadas por el gobierno socialista, también es una anécdota producto de un sentimentalismo cursi. Ahora, de lo que se trata es de crear una comisión o plataforma encaminada a implantar una «Memoria compartida», entre las supuestas víctimas de torturas, y las reales víctimas mortales por ETA. Para los socialistas navarros, no hay diferencia alguna entre un etarra supuestamente torturado y un Miguel Angel Blanco torturado y asesinado de un tiro en la nuca. Para la señora Chivite deben ser absolutamente equiparables dada la implantación de esa memoria a compartir, supongo que por parte de los alumnos navarros. Se trata, a fin de cuentas, de modificar la Ley de Víctimas del Terrorismo, junto con la aplicación de la Ley de Abusos policiales. Y mientras el socialismo camina hacia un pacto de inclusión ― concepto que les enloquece ―, los españoles nos preguntamos por qué el gobierno, los gobiernos, mantienen en la ignorancia, en la impunidad a centenares de actos terroristas, algunos de ellos con resultado de muertos. No, ahora no interesa remover nada de todo ello. Ahora lo que conviene es estar a bien con Bildu y sus muchachos, hagan lo que hagan. Es gente de paz, que, únicamente, busca la implantación de socialismo marxista en ese país vasco independiente con el cual sueñan. Estar a bien que no es sino levantar un techo de cristal debajo del cual cobijarse para mantenerse en la pretensión de ser investido con la capa de armiño presidencial. Esa es la única ambición de los socialistas con Sánchez a la cabeza. Aunque a la mayoría de los españoles nos sepa a felonía. El fin justifica los medios, sean estos los que sean, incluso asaltar las vías del AVE para lograr un pacto de investidura. Todo está justificado, mientras se trate de conductas surgidas de la progresía, de la izquierda. A fin de cuentas, Vox es la ultraderecha intratable, aunque no haya cometido delito alguno, mientras, los ya amigos de Bildu homenajean a excarcelados, en su día sentenciados a 200 años por asesinato.
Ante esos más de 150 homenajes a expresos etarras, no resulta extraño leer que lo peor del socialismo está campando en la piel de toro. Sin embargo, no hay problema, son actos «razonables» en una sociedad gobernada por la anarquía dentro de un gran laberinto de leyes, normas, reglamentos, decretos, directivas…, que se introducen hasta lo más profundo de la esencia del hombre, su conciencia.