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Sigue la escalada: 45.000 sanitarios infectados

jueves 07 de mayo de 2020, 03:00h

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He dudado mucho en volver a escribir sobre un tema manido y recurrente, que causa hastío, hartazgo y del cual están saturados. Al final, cual disco rayado, me repito otra vez, quizás porque a mi se me hace muy indigesto e inaceptable. Probablemente es mi forma de encarar el duelo por los 65 sanitarios muertos y por los 43 médicos fallecidos hasta ahora, tras infectarse del Covid-19. En fin, es un pequeño homenaje el que ocupen un lugar en nuestra memoria. También es una forma de externalizar mi indignación y ser portavoz del profundo cabreo y rabia que existe en todo el colectivo de profesionales. Quizás es porque me conmueven y me remueven las cartas de los hijos y de las esposas de los colegas fallecidos.

Bien, me siento afortunado de que este digital pueda darme un espacio que visibilice la tragedia, a modo de pequeño testimonio con el que acompañarse, que nos permita, una vez más, estar agradecido a su entrega y ejemplaridad. El fenómeno de por qué hay tantos sanitarios infectados en España comparado con todos los países, el hecho de que ocupemos el primer lugar en profesionales contagiados, es noticia en la mayor parte de los países, donde además sorprende la gran diferencia con las restantes naciones.

El gran coste en vidas dice mucho de cómo son cuidados los profesionales por el sistema sanitario. Es el mejor indicador del compromiso y la profesionalidad del colectivo, y, por otra parte, delata y denuncia la insoportable levedad e irresponsabilidad de una imprudente y mediocre administración sanitaria. Las imágenes de cómo han ido equipados y protegidos los profesionales dañan la retina y es una ulcera permanente en la niña de los ojos de cualquier ciudadano bien nacido. Estas imágenes tatuaran nuestra memoria por mucho tiempo.

Por eso no puede haber atajos, ni mentiras, ni argumentos obscenos para maquillar esta durísima realidad. Sobran las simonadas del portavoz de Gobierno. Solo pedimos que se calle de una vez. No nos lo merecemos. Ya nos basta con la cifra de contagiados y de muertos y con ese número creciente de personal sanitario positivos al Covid. Ya vamos sobrados en nuestra alforja de dolor, miedo, inseguridad, sufrimiento, desanimo, rabia para que vengan a tocarnos las gónadas pseudo portavoces, pseudolideres y demás flora y fauna de la colla política que están en la contienda perversa, partidista y donde hay que cargarse o aniquilar al otro.

Estamos hartos como ciudadanos del debate político dilemático y narcisista. España necesita lideres sin caracteropatías psicopáticas, hinchados de omnipotencia, ajenos al necesario debate deliberativo y dialectico. El problema no es la incertidumbre en esta grave tormenta que nos zarandea y que nos tiene sumidos en una gran zozobra; la cuestión clave radica en la competencia y habilidades de quienes llevan el timón. Reconozcámoslo: hoy, en el puente de mando, están los mas carenciados y necesitados psicológicamente hablando que son incapaces de reconocer su indefensión, ignorancia, limitación y la necesidad de dependencia y colaboración de los demás. No pueden aceptarlo, sería una herida narcisista intolerable y una akelarre para su autoestima.

Confiemos en nosotros mismos y en todos los ciudadanos unidos. España es un gran país. Hemos entrado juntos y saldremos juntos. Pero, ya saben, en derrota transitoria, pero nunca en doma.

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