El despido de la secretaria de presidencia del Real Mallorca,
Cati Guasp, acabará muy probablemente en los juzgados. Y quizás el de esta empleada con casi 30 años de antigüedad en el club no sea el único de esta tanda de
5 despidos que se han producido de una sola tacada.
El argumento esgrimido es el de la reducción inevitable del presupuesto. Sin embargo,
El Infiltrado no es el único que sabe que
en la planta noble siempre han sospechado que Guasp informaba de los movimientos del "pobler" al grupo opositor en el consejo de Administración. Más en concreto, Serra Ferrer tenía asumido que Guasp filtraba información directamente a
Pedro Terrasa tanto cuando aún era director general como ahora que no pisa ni el palco ni las instalaciones del club.
Por todo ello, no resulta nada exagerado incluir el despido de Guasp en el último episodio de la guerra fraticida que vive el Mallorca y que en la secretaria de presidencia sólo ha supuesto un fotograma más. El propio Pedro Terrasa, en su vuelta al club de la mano de Serra Ferrer, ya mandó a la calle a una larga lista de empleados y directivos con los que no había acabado del todo bien en su primera etapa.