Una explosión en la casa donde la célula preparaba los atentados con bombas lo cambió todo. Y es que hizo que nada saliese como lo tenían previsto. Los chicos de Ripoll estuvieron preparando durante meses un atentado en nombre de Alá, conviviendo en la casa de Alcanar después de que el imán, Es Satty, les convenciese, influyendo a los hermanos mayores que arrastraron a los pequeños.
Allí guardaban un centenar de bombonas de butano, precursores de explosivos, metralla, granadas artesanales y un cinturón bomba. La explosión frustró los planes de la cédula, que podrían cometer un atentado mucho peor y que pensaban hacer en monumentos como la Sagrada Familia o el estadio del Camp Nou. También tenían pensado atentar con una furgoneta bomba contra la Torre Eiffel de París.
El material encontrado en cámaras de fotos, ordenadores y teléfonos móviles mostraba cuáles eran sus planes, y cómo se grababan preparando los explosivos. Lo relata el documental de Netflix '800 metros', ganador de un premio Ondas y que explica no sólo la historia de las víctimas mortales, sino de los supervivientes y de sus familiares.
Los implicados ejecutaron un plan a la desesperada, alquilando una furgoneta, a la que se puso al volante Younes Abouyaaqoub, arrollando a todos los peatones que se encontraba desde plaza Cataluña hasta el Liceu. Abouyaaqoub se bajó de la furgoneta, se puso unas gafas de sol y se adentró en el mercado de la Boquería, pasando desapercibido entre la multitud que seguía corriendo asustada. Más tarde, a las tres de la madrugada, otros cinco terroristas volvieron a causar el terror y atropellaron con un turismo a varias personas en Cambrils. 16 muertos y más de 300 heridos. Esta es la génesis del 17-A. Entre ellos, dos niños de apenas tres y siete años.
Los cinco del atentado en Cambrills y Abouyaaqoub fueron abatidos por la policía. El resto, Mohamed Houli, Driss Oukabir y Said Ben Iazza fueron condenados tras un largo juicio de 32 sesones a penas de 53,46 y 8 años de cárcel.
Ahora, seis años después, muchas víctimas no han sido todavía reconocidas en la sentencia inicial, y están a la espera de la decisión que emitirá el Tribunal Supremo en noviembre. La mayoría de Comunidades Autónomas cuentan con una ley de protección de víctimas, una reivindicación histórica de las principales asociaciones de víctimas de atentados en Cataluña, quienes denuncian haber sufrido un abandono institucional. Y es que el paso del tiempo no borra de la memoria ese trágico 17 de agosto de 2017.