Desde aquí hasta final de temporada cada cual tendrá que apechugar con lo que tiene. Por mucho dinero que tengan sus respectivos dueños, ni el Mallorca ni el Atlético Baleares se han gastado mucho, por no decir casi nada. Maheta Molango lo ha podido decir más alto, pero no más claro: un delantero centro es muy caro con el riesgo de no mejorar lo que hay. Si, el gol se paga amigo y en cuanto a mejorar la plantilla y salvo Ariday no veo que Salva Ruiz mejore a Bonilla, está por ver si Gámez supera a Joan Sastre y si las expectativas de Faurlín permiten imaginar el recambio de Pedraza. Claro que si la comparación es con Rufo, Alex Serrano, Grima, Bryan Reina y Pol Roige estaríamos hablando de otra cosa. Por cierto, no olvidemos que este último fue fichado del Sabadell como refuerzo para Segunda A y ahora resulta que no sirve ni para Segunda B. Que conste en acta.
Un paseo por Son Malferit nos invita a sospechar que todo el capital del que dispone ahora mismo Ingo Volkman ha sido destinado a la rehabilitación del Estadio Balear. Pero al margen de ello y de la fea injerencia practicada en la plantilla del Alcudia privándole de Lima para cedérselo al Santany, ni Hugo Diaz ni Canario ofrecen sensaciones diferenciales respecto a un vestuario desunido, mal dirigido y, por si faltara poco, con el mal ambiente que genera una sanción como la impuesta a Julio Delgado. ¡Qué buen vasallo si tuviera buen señor!, dirán los jugadores para sus adentros como cantó en voz alta el Mio Cid al rey Alfonso!, pero no es el caso.
Conclusión: a priori el mercado de enero no tiene pinta de cambiar mucho el panorama que se divisa en Son Moix ni en la otra ribera de la Vía de Cintura.
