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Santos de hospital

lunes 08 de julio de 2013, 06:12h

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Santificarán al Papa Juan Pablo II. Emoción contenida y algún momento de éxtasis religioso. Resulta que hizo algún milagro, y ahora cómo santo, tal vez realice alguno más. No creo en milagros, aunque sí en la necesidad de ellos. Tengo entendido que el camino hacía su santificación empezó el día que sanó a un enfermo de algún mal incurable. Está certificado por doctores. Entiendo que los profesionales de la medicina puedan empezar a tranquilizarse. Ahora ya no les afectarán los recortes porqué siempre pueden encomendarse a su santo. Cerrar camas en los hospitales, reducir personal, trabajar durante jornadas maratonianas e intentar hacer un buen trabajo con lo que esto supone, es para creer en los milagros. Al menos rezar para que ocurran. Ahora ya pueden relajarse, por el amor de Dios. Los sanitarios conforman un grupo de funcionarios que sí ponen en práctica la única religión en la que creo: la fuerza de los sentimientos y la humanidad. Esto y su profesionalidad por encima de todo. Contamos con la mayoría de ellos para sentirnos seguros cuando enfermamos, y no así, con el sistema. Su entrega, empatizando con el enfermo y su capacidad profesional consiguen saltar el encorsetamiento y empobrecimiento del sistema sanitario. Pronto tendrán a un santo que se ocupará de aligerar sus tareas con milagros. Sus reclamaciones y todas las manifestaciones llevadas a cabo han sido oídas por más que altas instancias. Atendidas han sido por una institución que, además de crímenes execrables, de silencios espeluznantes y corrupción a lo largo y ancho de sus bancos, intenta seguir hacernos creer en milagros. ¿Sabrán algo de solidaridad, por ejemplo? Sanitarios que alargan sus jornadas, que atienden más allá del dolor físico, algún doctor que no cobra consulta, y una charla afectuosa de un enfermero con ese jubilado, con mucho día por delante, y más, debería ser un espejo para los milagreros. Cuenta el hoy, el ahora y la salud. Aunque el Vaticano temerá mucho más, ya que su justicia es divina. La humana es lenta.
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