Este año el día de Sant Sebastià, patrón de Palma, no será festivo en la capital balear. Que el día del patrón, o patrona, de una población no sea festivo por decisión del propio ayuntamiento es algo insólito, inaudito, extravagante y difícilmente comprensible.
Yo ya no vivo en Palma desde que hace unos años nos mudamos al maravilloso Pla de Mallorca, pero sigo considerándome palmesano de corazón. Hay dos ciudades importantes en mi vida: Barcelona y Palma. En la capital catalana nací, crecí y me formé. En Palma he vivido casi todo el resto de mi vida, he desarrollado mi carrera profesional y he formado mi familia con mi mujer, pollensina-palmesana y mis hijos, los tres palmesanos. A las dos quiero, las dos considero mías y, por supuesto, son mis ciudades favoritas y, por ello, me duele este desatino y esta ofensa a los palmesanos, a la ciudad y a Sant Sebastià.
Se atribuye al santo el papel de protector de la peste, desde que en el siglo XVI, coincidiendo con una grave epidemia de peste negra, llegó a Palma un grupo de caballeros de la orden de San Juan de Rodas junto con un presbítero que portaba una reliquia, concretamente un brazo, que se afirmaba perteneciente al santo. Su llegada coincidió con un descenso del número de casos y el principio de resolución del brote epidémico y cuando intentaron proseguir su viaje una tormenta persistente lo impidió durante días, lo que se interpretó como una señal de que el santo quería que su brazo permaneciese en Palma, que fue lo que finalmente sucedió, hasta el día de hoy y un siglo después el Papa aceptó el nombramiento de Sant Sebastià como santo patrón de la ciudad.
Una leyenda tan bonita, con independencia de la credibilidad que nos merezcan hoy en día los supuestos efectos contra la epidemia de peste y los presuntos designios de la tempestad como señal de que la reliquia debiera permanecer en Palma, no se merece el desafuero, la tropelía, cometida por el actual consistorio de no declarar festivo el día de su onomástica.
La pretendida explicación de que no importa porque cae en sábado es un insulto. El sábado no es festivo, muchas personas trabajan, los comercios y mercados están abiertos e incluso la ORA de aparcamiento funciona hasta las dos y media, por lo que muchos ciudadanos palmesanos no podrán disfrutar plenamente de la revetla y los foguerons al no poder trasnochar, ya que por la mañana hay que levantarse pronto para acudir al puesto de trabajo.
Lo que me parece más grave, lo que no puedo entender, es que, al parecer, la decisión fue tomada por unanimidad. Se supone que Més es un partido nacionalista, además de ecologista y de izquierda, que defiende nuestra identidad, historia y costumbres, ¿cómo pudo votar a favor de semejante dislate?
Y ¿para qué? Para hacer festivo Sant Joan, que no tiene ninguna tradición en Palma. Claro que quizás es que nuestros dilectos ediles planean pasar un fin de semana largo en Ciutadella y celebrar allí la fiesta de su patrón que, en cambio, no han dejado disfrutar a sus propios conciudadanos.