Dime de qué presumes y te diré de qué careces. La historia está llena de personajes que pasaron por salvadores de su patria y no hicieron más que hundirla. Líbrenos de ellos el destino. Utz Claassen ha incurrido en tantas contradicciones, dicho sea suavemente por no extremar los términos, que resulta milagroso que aún quede algún mallorquinista con sentido común que se lo crea. En la gala del centenario destinada a homenajearle quiso reivindicarse como el rescatador de un Mallorca al borde del naufragio que, en su caso, equivaldría a ponerlo a flote después de haberlo sumergido si es que fuera cierto.
Ya que seguramente no lo leeremos en las historias oficiales y convenientemente revisadas ninguno entre los que sucesivamente evitaron de verdad la desaparición del club sacaron pecho por ello y fueron ni más ni menos que Miquel Contestí, Antonio Asensio Pizarro, Vicente Grande y Serra Ferrer. Ni siquiera Mateu Alemany, excelente gestor del 2000 al 2005 y no tanto a partir del 2009, que compartió honores en el Teatro Principal. En su haber once de los dieciseis años que la SAD se mantuvo en primera división, pero ninguna inversión personal salvo la decretada por la administración concursal que intervino las cuentas del constructor quebrado.
Por muchos vídeos y menciones aisladas, no se repasó un siglo de historia, sino básicamente sus últimos veinte años. Antonio Oviedo, sin ir más lejos, ha sido algo más que uno de los artífices del primer ascenso, en 1960. Y con él, un montón de profesionales que se tuvieron que tragar muchos marrones antes de que llegara nadie a colocarse una flor en el ojal de su chaqueta. Gallardo, Sahuquillo, Heredia, Matamoros, Mariano, Bartolí, Macario, Joancho Forneris y otros héroes cuya ausencia en la conmemoración engrandece su anonimato.
Salvadores, no. Gracias.