Hay perros que sufren una dependencia exagerada hacia sus dueños, y, más frecuentemente, sólo hacia uno de ellos. Esta conducta de apego extremo puede compararse a la de algunos niños con sus padres, cuando no se separan de ellos ni por un momento e intentan, por todos los medios, llamar su atención. Esta circunstancia, en el mundo canino, puede afectar a perros de cualquier raza, edad y sexo, y es más frecuente en las hembras, ya que los machos suelen ser más independientes. Pero siempre hay excepciones.
El comportamiento característico de un perro velcro es seguir continuamente a su dueño por toda la casa, incluso al lavabo. Cuando éste se detiene un tiempo en algún lugar, suele echarse a sus pies y quedarse tranquilo. Generalmente duerme en el dormitorio con los dueños, a veces incluso sobre la cama, y se despierta y levanta cuando el dueño lo hace.
Casi siempre intenta llamar la atención para que le acaricien, le den comida, o le hagan caso de alguna manera. Este tipo de perro está siempre atento a cualquier movimiento del dueño y a cualquier ruido, como, por ejemplo, el sonido de las llaves, de una puerta que se abre o del cajón donde está la correa. No suele relacionarse demasiado con otras personas y siempre busca el contacto físico. ¡Incluso hay casos de perros de más de 25 kilos que intentan subirse a la falda del dueño!
Cuando debe separarse de su dueño y se queda solo en casa, acostumbra a ponerse nervioso, ladrando o gimoteando, y normalmente permanece echado tras la puerta. Al su regreso, el perro siempre lo saluda de una forma exageradamente efusiva, con saltos, carreras y gimoteos, y, a partir de ese momento, reanuda la rutina de siempre: busca continuamente el contacto, sigue a su dueño por todas partes, e intenta llamar su atención.
¿Qué perros tienden a este comportamiento?
Cualquier perro que tenga una unión emocional fuerte con su dueño y tienda a la dependencia puede padecer el efecto velcro. Esto ocurre cuando, a veces, los dueños, de manera inconsciente, tratan a sus perros como si fueran niños, mimándolos y sobre-protegiéndolos en exceso, con lo que el comportamiento animal se resiente. Pero hay otros ejemplos.
Un cachorro separado demasiado temprano de su madre y sus hermanos crece desconociendo el concepto de relacionarse, y, al no poder salir a la calle durante un tiempo -por no estar aún vacunado-, la única relación que conoce es con su dueño. También cachorros que han estado enfermos y que han sido mimados y atendidos constantemente por sus dueños, cuando se recuperan, siguen demandando una continua atención y contacto.
Los perros encontrados o recogidos de una perrera, normalmente son perros traumatizados por el abandono de sus dueños, e intentarán por todos los medios que esa situación no vuelva a repetirse, por lo que suelen ser candidatos a ser perros velcro.
Los perros miedosos y los excesivamente sumisos, sólo se sienten seguros junto a su dueño, incapaces de tomar cualquier iniciativa, esperando que sea el dueño el que les dirija en todo momento, por lo que están siempre atentos a cualquier movimiento de éste.
No hay que olvidar que nuestras mascotas también necesitan su propio espacio vital y sus momentos de relación social, por lo que deben saber disfrutar de una cierta independencia y mantener una cierta distancia de sus dueños en algunas ocasiones.