Un partido agónico, fuerte y duro. Así han visto los jugadores de la selección española su enfrentamiento contra Australia que han ganado con un ajustado 89-88. Los últimos segundos han sido de infarto.
Una apurada victoria que les ha sabido a gloria, a juzgar por lo que tenían enfrente. Tipos duros y con muchas ganas de llevarse el bronce a las antípodas.
Al final la escuadra española se ha impuesto y el mallorquín Rudy Fernández se trae para casa la merecida medalla.