Saber cómo se han conseguido los audios de las conversaciones privadas entre el presidente de la Federación de Fútbol, Luis Rubiales, y el todavía jugador en activo del Barcelona Gerard Piqué -a partir de ahora Rubi y Geri, como se califican mutuamente en los audios revelados- es una cuestión que deberán dilucidar los tribunales ante la denuncia del primero.
Pero es evidente que la relevancia de lo hablado por ambos protagonistas, la sombra de sospecha por comisiones y adulteración de la competición, el compadreo y el tono berlanguiano en los audios que viene publicando en exclusiva El Confidencial en los últimos días, deja muy mal parados a los dos protagonistas y al mundo del fútbol español en general.
Si el presidente de la Federación Española, la máxima autoridad del fútbol patrio y, por lo tanto, el máximo responsable de velar por la ejemplaridad, el fair play, la equidad y la limpieza de la competición, está metido en estos fregados, imagínense qué pasará en otras muchas conversaciones que puedan producirse en un negocio que mueve millones de euros y en el que, a tenor de lo escuchado en los audios entre Rubi y Geri, parece relativamente fácil pegar un pelotazo y trincar unos milloncitos.
“A ver, Rubi, si es un tema de dinero, si ellos (Real Madrid) por ocho irían, hostia tío, se paga ocho al Madrid y ocho al Barça... a los otros se les paga 2 y 1... son 19, y os quedáis la Federación seis kilos, tío. Antes de no quedaros nada, os quedáis seis kilos. Y apretamos a Arabia Saudí y a lo mejor le sacamos... le decimos que si no, el Madrid no va... y le sacamos un palo o dos palos más...”
De esta guisa se oye hablar a Geri en una de esas conversaciones a resultas de las negociaciones para llevarse la disputa de la Supercopa de España a Arabia, algo que finalmente ha acabado sucediendo y por lo que el todavía jugador en activo del Barça parece que va a llevarse cuatro millones de euros por cada uno de los seis años que dura el acuerdo con las autoridades saudíes.
No está mal el negocio de Geri que, por la mañana, se pone la corbata para ayudar a organizar la competición a la que, por la tarde, asistirá como jugador vistiendo la camiseta de uno de los equipos participantes.
O un día parece el más republicano e independentista del mundo y, al día siguiente, cuando hay ‘pelas’ por el medio, se acuerda de la figura del Rey Emérito como posible intermediador para facilitar sus negocios con la Federación. Aquí, en París o en la China; eso se llama tener mucha jeta.
Pero el máximo responsable en todo este escándalo no es Geri, al que muchos ven como futuro presidente del Barça. El principal damnificado por los audios que estamos conociendo es Rubi, el presidente de la Federación Española, que en un país un poco más serio -tampoco pido demasiado- ya habría dimitido y sería expresidente del fútbol español. Es muy fuerte que el máximo responsable del negocio sea tan torpe, tan poco cuidadoso y actúe con tan poca ética.
Uno y otro se defienden diciendo que no hay nada ilegal, pero esto no va de legalidad, sino de ejemplaridad. Del triste mensaje que Rubi y Geri dan a aficionados, compañeros, mundo del deporte y sociedad en general.
Si Geri tiene una habilidad especial para cobrar comisiones, que lo haga en ámbitos ajenos a su todavía carrera deportiva y en los que no esté por el medio su actual equipo, para no incurrir en un evidente conflicto de interés. Si Rubi quiere cerrar los mejores contratos para la Federación, que lo haga con empresas e intermediarios independientes y así se evitará nuevos bochornos, pero, sobre todo, velará de verdad por la integridad de un deporte bajo sospecha permanente.
Pero que no nos tomen por tontos con explicaciones peregrinas y haciéndose las víctimas. Porque de todo lo que estamos conociendo, solo hay una realidad evidente: que tanto Rubi como Geri no tienen ningún escrúpulo cuando de lo que se trata es de alcanzar su propio beneficio.