Los datos, a los que ha tenido acceso mallorcadiario.com, son relativos a la depuradora del Coll d'en Rabassa, en la que se lleva a cabo el proceso de tratamiento del agua a través de diferentes fases. En la primera, el agua sucia se trata para separar los residuos sólidos -lo que técnicamente se conoce como desbaste- y es aquí cuando los operarios retiran los restos de toallitas húmedas, usadas para desmaquillarse, higiene íntima, de bebés o de limpieza del hogar o coches.
"Y no solo toallitas", indican fuentes de la empresa pública. Compresas, tampones, bastoncillos para las orejas o discos de algodón, restos de alimentos, aceites y medicamentos colapsan la entrada de ésta y otras depuradoras, provocando averías, retrasos y gastos extras. De hecho, la cifra de todos los residuos sólidos retirados de la EDAR II hasta el mes de mayo asciende a 486.360 kilogramos.
Extrapolando a datos anuales, son mil toneladas de residuos cazados a tiempo. En el peor de los casos, cuando llueve intensamente, la depuradora no da abasto y expulsa todo al mar: tanto aguas sucias como desechos. En el caso de las toallitas, al no ser biogradables como el papel higiénico, acaban convertidas en una pasta densa que degrada seriamente la fauna y flora marina.
Desde el Ajuntament de Palma -uno de los adheridos a la campaña No alimentis el monstre que reparte adhesivos por edificios públicos y ciertos establecimientos privados- recuerda que no hay en la actualidad ninguna marca que fabrique productos de este tipo que sean biodegradables, "por lo que no pueden acabar en el retrete".