Respeto y confianza

El pasado Domingo tuve una de esas conversaciones que a veces debemos tener los padres con los hijos; en este caso con mi hija, una adolescente lista, inteligente, simpática, cariñosa y toda una mujercita. Es pasión de padre pero sé que en unos años se va a comer el mundo. Siempre me he considerado un privilegiado por los hijos que tengo, mi hijo en nada le va a la zaga a su hermana.

Decía que, estaba en esa conversación y en el intercambio de opiniones le explicaba que las relaciones humanas se deben basar en el respeto al prójimo y en la confianza en las personas. La búsqueda de esos dos valores dista mucho de ser idiota.

Desgraciadamente lo que le expliqué a mi hija casi podríamos decir que es un modelo teórico pues estamos viendo comportamientos que para nada tienen respeto para con los otros.

Saltó una noticia hace unos días, he visto un video tremendo, en relación a dos jovencitas angelicales que trabajaban en un geriátrico y pegaban a viejos en el propio asilo sin ningún respeto hacia ellos y sin ninguna posibilidad de defenderse por parte de los mayores. Es muy fácil pegar y humillar al más débil. Fue una visión de la maldad vestida de enfermera.

Asimismo, veo continuamente faltas de respeto hacia las personas que no piensan como uno mismo. Lo llaman escraches y lo han venido fomentado determinados partidos políticos si bien para su casa y los suyos han solicitado protección de la Guardia Civil, no sé si es cinismo o inmoralidad. Es cierto que la libertad de expresión tiene límites, pero estos límites no los deben establecer los propios ciudadanos en algaradas. Lo visto en el País Vasco este fin de semana con C’s es absolutamente triste.

¿Qué le está pasando a nuestra sociedad que ha perdido valores para convivir en paz? No nos respetamos, nos intentamos agredir, despreciamos la opinión de los demás, no respetamos la Ley. Mi sensación es que estamos en una sociedad con unos valores en quiebra, que ha perdido todos sus referentes y hasta que no se recomponga como sociedad no podrá avanzar en otros ámbitos y especialmente en el político.
Carecemos de líderes a los que respetar y en los que depositar nuestra confianza, son mayoritariamente mediocres en el pensamiento político, a veces incluso carentes de pensamiento propio, los cuales, al carecer de la talla de estadistas no nos sirven de referentes. En estas condiciones me resulta muy difícil ejercer mi labor como padre y explicar a dos adolescentes que las relaciones humanas se basan en el respeto y la confianza, cuando vemos el telediario juntos lo que ven de la sociedad en la que vivimos es justo lo contrario. Debo hacerles ver que aunque saga en televisión las cosas no deben ser así. Como siempre acabamos en el debate entre el “ser” y “el deber ser”. Debemos reflexionar con seriedad y rigor pues como sociedad lo estamos haciendo muy mal, que pasen un buen día.

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