No deja de sorprenderme cómo las personas pueden resistirse a cambiar, aún cuando saben que ese cambio será para mejor. Hay algo que nos mantiene atados a nuestros patrones de comportamiento, tan bien aprendidos en nuestra infancia, como si se tratara de algo benévolo para nosotros, incluso sin serlo.
Esto lo veo cada día en mi consulta de Coaching Cabalístico, cuando los clientes acuden a mí queriendo cambiar. No obstante, cuando nos metemos en harina, comienzan a ser conscientes de que una cosa es querer y otra conseguirlo. Para ello, bastan dos ingredientes básicos: la constancia y la certeza absoluta de que estarán mejor.
Los seres humanos somos animales de hábitos fijos, y nos aferramos a lo malo conocido antes de preferir lo bueno por conocer, y por pura supervivencia nos da pavor tener que salir de la zona de confort. Por eso, a mis clientes de cábala, les enseño que deben ampliar su zona de confort, no salir de ella, para que de esta manera no sientan vértigo ante ese cambio.
Es cierto que la experiencia es un grado y que más que teoría, en estos casos, lo importante son las experiencias que haya vivido el individuo y lo que haya sido capaz de aprender en dicho proceso. No obstante, es curioso cómo muchas personas parecen no aprender con dicha experiencia y prefieren paralizarse ante los cambios, antes de ampliar esa zona de confort.
Cambiamos cuando vemos claramente el beneficio que obtendremos al hacerlo, o, de lo contrario, nos aferraremos a lo que ya conocemos, aunque nos planteen diversas posibilidades para mejorar. Si no tenemos claro dicho beneficio, nos dará vértigo salir de ese estado mental en el que nos hallamos sumidos; aunque sea para mejor el cambio, nosotros nos resistiremos a hacerlo.
A través de la Cábala, esta maravillosa herramienta que utilizo en mi despacho de coaching, las personas ven más claramente esa necesidad de cambiar y transformar sus vidas. No obstante, yo no puedo realizar ese cambio por ellos. Solo con mucha constancia y ganas de superarse podrán conseguirlo, y ahí es donde reside el dilema de mis clientes.
¿Podré conseguir cambiar o me será totalmente imposible hacerlo? Esta es la pregunta que se instaura en sus cabezas durante el proceso de coaching cabalístico.
Pero lo que es importante entender es que ni yo ni nadie puede mover a una persona si ella se resiste a hacerlo. Yo le daré herramientas para hacerlo y haré de espejo para que vea dónde debe cambiar, pero el poder de hacerlo estará en sus manos.
Y, de alguna forma, también en ese mismo punto reside la magia del crecimiento personal, porque tú serás el co-creador de tu propia realidad, si así te lo propones.
Dios nos da libre albedrío para elegir el camino que debemos tomar, y en nosotros radica el poder de querer mejorar nuestras vidas. El viaje no será sencillo, pero si eres valiente, tu vida puede volver a comenzar cuando tú lo desees.
¿Te animas a intentarlo?