El rey Felipe VI encargó el pasado día 3 de febrero al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, la tarea de intentar obtener los apoyos necesarios para ser investido presidente del Gobierno de España. Desde entonces se suceden los contactos entre las distintas fuerzas políticas y los socialistas para intentar pergeñar un acuerdo que permita a Sánchez lograr la investidura. El 2 de marzo se celebrará la sesión de investidura con el discurso del candidato y el día 3 se llevará a cabo la primera votación que requiere la mayoría absoluta de la cámara, cosa harto difícil. De no lograrlo, 48 horas más tarde tendrá una nueva oportunidad, lo cual nos llevaría al sábado 5 de marzo.
Rajoy cumplirá con su obligación si se somete a la investidura y debe recabar los apoyos necesarios sin vetos ni excepciones.
Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular, ha manifestado que si Sánchez fracasa, “el PP está dispuesto, si tiene los apoyos suficientes, a ir al Congreso a defender su programa y someterse a la votación de las Cortes”. Con esta declaración Rajoy intenta corregir su decisión de no someterse al debate de investidura tras la propuesta del rey, algo insólito en nuestra democracia. Rajoy cumplirá con su obligación si se somete a la investidura y debe recabar los apoyos necesarios sin vetos ni excepciones. Solo si él no logra la confianza del Congreso de los Diputados para ser presidente del Gobierno habría de darse paso a una nueva convocatoria de elecciones generales.