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Rajoy debe buscar un pacto con Mas

jueves 11 de septiembre de 2014, 19:41h

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Tras la masiva y organizada concentración de Barcelona de este jueves ya no valen ni dilaciones, ni disfunciones, ni desprecios. Desde la óptima mallorquina, periférica, bilingüe, con cultura diferenciada y solidaria con todos los pueblos de España, cabe pedir a Mariano Rajoy Brey que se deje de altiveces y establezca una negociación franca, directa y abierta con Artur Mas. Queda poco tiempo. Ya no es posible seguir jugando al gato y al ratón. La cuestión catalana, que viene a sumarse este septiembre al referéndum escocés, está dando la vuelta al mundo.

En este enfrentamiento no sirve la costumbre gallega de Rajoy de aplazar los asuntos más difíciles, de creer que se puede ganar dejando pasar el tiempo mientras los problemas se pudren solos. Esta táctica no sirve con los tozudos catalanes, que llevan trescientos años con una espina clavada que se transmite de generación en generación tras la derrota ante los borbónicos en 1714 que les supuso perder sus derechos como pueblo diferenciado.

Exigen un modo diferente de trato desde una perspectiva política, económica y, sobre todo, fiscal. Ello significa una concierto económico propio que les permita no tener que soportar la asfixia de ver como buena parte de sus recursos públicos parten hacia Madrid. Ahí está la raíz del problema y ahí se encuentra la solución. Un análisis frío y objetivo del problema demuestra que los catalanes no obtienen ventajas con la independencia. Y lo saben. Tienen una industria, sobre todo alimentaria, potente. Sus mercados fundamentales están en el resto de la Península. El acuerdo Rajoy-Mas es posible y es necesario para todos.

Basta de empujones y manipulaciones. Los catalanes han demostrado este jueves que son una sociedad civil estructurada, fuerte y sólida. Centenares de miles han sido capaces de concentrarse uniformados, con inscripción previa para exigir votar su derecho a la autodeterminación. En todo el planeta se habla de ellos. Rajoy no puede aceptar jamás la consulta. Pero sí puede negociar con el corazón abierto. Y puede lograr el acuerdo que salve la unidad, que en esencia es económico y fiscal. Aún es posible una victoria compartida que haga salir airosos tanto a Rajoy como  Mas.

De lo contrario, nos acercamos a horas imprevisibles, a un choque de consecuencias que nadie desea y que aún es posible evitar. Es preciso que impere el tacto, el pacto y la mano tendida. Y este paso corresponde a Rajoy.