Jon conquista Augusta y se enfunda su primera chaqueta verde - su segundo major - en el día del aniversario de Seve y coincidiendo con la efemérides de su segundo Masters (1983).
Nosotros le pusimos en la terna de favoritos junto a Rory - que no superó el corte - y a Cameron Young (T7 con - 6).
Es posible que el destino estuviera escrito, que en una fecha tan señalada para el golf español, el mismo día del nacimiento de Seve hacía 66 años, el mismo 9 de abril en el que el de Borriol - Sergio García - se quitara el estigma que le perseguía y ganara ese grande y tocara la gloria, puede que estuviera escrito que ese sería el día para que Jon siguiese escribiendo la historia y se alzase con su segundo major en el Augusta National.
Pues si, Jon Rahm conquistó el Masters de Augusta, a los 28 años, su segundo grande tras el US Open de 2021, el décimo título de Grand Slam para el golf español, la sexta chaqueta con los colores de nuestra bandera en una secuencia de leyenda: Seve (1980, 83), Olazabal (1994, 99), Sergio García (2017) y Jon Rahm (2023).
Dando por bueno que el destino estaba escrito, no es menos cierto que el elegido debe poner de su parte.
Ese Jon que con 13-14 años le comentaba a su coach Eduardo Celles en un viaje en coche a Madrid (si no recordamos mal lo que nos contó el bueno de Edu) que iba a ser el mejor del mundo, con una infinita convicción y con una mirada inequívoca de creérselo y desearlo. Ese mismo Jon que este 9 de abril saltó al verde Augusta con dos golpes de desventaja pero con una actitud y una mirada que no vimos en ninguno de sus oponentes, quizás solo Hovland haya transmitido algo parecido al de Barrika. Estaba predestinado pero lo quería como nadie, y se notó, vaya si se notó.
Jon prosigue con el idilio de Augusta con el golf español.
Rahm venció con -12, cuatro golpes de ventaja sobre Brooks Koepka y sobre Phil Mickelson. De paso recuperó el número uno mundial y dio una victoria al PGA Tour en la guerra con el LIV Golf con Mickelson, Koepka y Patrick Reed como mejores exponentes del circuito saudí.
Dicho esto, vayamos a por la maratón de 30 hoyos de la última jornada. La jornada dominical comenzó temprano tras la suspensión por tormenta del sábado y con más de media tercera vuelta por completar. Y el punto de inflexión llegó enseguida. Koepka falló el putt para par en el 7, cargando con su primer bogey tras 29 hoyos sin fallo. Jon celebró el birdie y descontó en un plis plas dos golpes apretando el pulso (-12 por -10).
El de Barrika se salvó de una buena en el 9, tras fallar calle y caer luego en el búnker, pero salió con un golpe de maestro en un green que era un tobogán cuesta abajo. Brooks estaba perdiendo la partida, por juego y por mentalidad, en un Masters de una enorme dureza mental por las interrupciones de los dos días anteriores debido a la lluvia y lo ajustado del resultado.
La primera entrega del resto de la jornada del sábado dejaba las cosas en un mano a mano entre el jugador del LIV (-12) y Jon (-10) y acaso el -8 de Hovland (gran Masters del nórdico).
Y esa segunda parte de la jornada requería de clase, innegable en todos los aspirantes, pero ante todo, fuerza mental, actitud y ganas infinitas de victoria. Ese cóctel solo estaba al alcance de Jon. Koepka empezó con un gancho en el hoyo 1, teniendo que jugar su segundo golpe desde la calle del 9. Comenzó con el brazo encogido. Un jugador con cuatro grandes en el palmarés (dos US Open y dos PGA) y que hasta la fecha había demostrado de sobras superar la presión de las últimas horas. Un espejismo en esta última ronda. Calle perdida en el 1 como apuntábamos, un putt fallado para birdie en el 2, otro en el 3 y una visita al búnker en el 4. Jon quería, se le veía en su mirada, en su lenguaje corporal, en su swing, en su complicidad con Adam. Y en un visto y no visto, cuando la partida estelar se plantó en el tee del 5 ya no había diferencia (-10). Colíder del Masters con 14 hoyos por delante, pero ya se intuía que la victoria no podía caer más que del lado de Jon.
Por detrás del dúo de cabeza, una montaña rusa. Hovland había presentado otra vez la candidatura pero se descolgaba con un doble bogey en el 6. Jordan Spieth encontraba hueco entre los perseguidores con una tarjeta de -6 en la ronda, insuficiente. Quizás sólo un fit Lefty (un cambio físico increíble con 53 años) , con una sabiduría impagable en Augusta firmaba un increíble -7 en el día para -8 en total, dejando esa marca en Casa Club.
En el 6 Jon asió el liderato y se certificó que Koepka no aspiraba a esta chaqueta verde, apático, mientras Jon transmitía una calma impactante, todo bajo control y ya tenía dos golpes de ventaja con un birdie en el 8 y otra escapada de Koepka antes de afrontar los últimos 9. En esa última fase, escribiendo la última página del décimo Masters para el golf español, sorteó a la perfección el Amen Corner, exprimió el par cinco del 13, ya tres arriba, cuatro al hoyo siguiente... Jon era imparable.
Nadie quiso más que Jon, no tuvo rival en ese 9 de abril histórico.
Rahmbo Campeón del Masters de Augusta.
En el 18 le esperaban su padre Edorta, su mujer y sus hijos y un José María Olazábal (2 chaquetas verdes) que le abrazó emocionado diciéndole "el primero de muchos".
Txapeldun Rahmbo.
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