Aunque, quizás, la pregunta debiera ser “¿Adónde te llevan PP?”. Los acontecimientos y conductas de estas últimas semanas nos traen de la mano la cuestión y, lamentablemente, también la respuesta. Se dice que Michael Oakeshott, fue el filósofo inglés, conservador ortodoxo, defensor a ultranza del pensamiento político conservador y paladín de los principios del liberalismo político. Como colofón el filósofo aludía a la vida política como un “ejercicio de supervivencia” soportado exclusivamente en la propia tradición política. Pues bien, como mínimo al escribidor le ha desaparecido de su vista esa “tradición” surgida y mantenida del esfuerzo y trabajo de decenas de hombres y mujeres que entendieron que el hombre, la mujer, el ciudadano está por encima del Estado, del Gobierno, siendo conscientes que los propios ideales eran los más apropiados para una sociedad siempre necesitada de proyectos hacia la superación, hacia el crecimiento y, por encima de todo, rellenos altura de miras. Se trataba de volar como águilas y no corretear como gallinas.
Y cuando se lee que, en el Parlament se ha aprobado con aplauso generalizado, una iniciativa legislativa que, entre otros muchos extremos, alude a la creación de una “Comisión de la Verdad”, se recuerda inmediatamente las palabras de un hombre de “derechas de toda la vida”, llamado Marcelino Camacho; “la amnistía es una política nacional y democrática, la única consecuente que puede cerrar ese pasado de guerras civiles y de cruzadas. Queremos abrir la vía a la paz y a la libertad. Queremos cerrar una etapa; queremos abrir otra. Nosotros, precisamente, los comunistas, que tantas heridas tenemos, que tanto hemos sufrido, hemos enterrado nuestros muertos y nuestros rencores”. Obviamente, no hay ningún parlamentario autonómico de izquierdas que se sienta obligado por esas palabras surgidas tanto de la razón como del corazón de un hombre que sí supo lo que era la dictadura, sus cárceles y sus represiones. Pero, tuvo altura de miras, y aceptó la transición, con todas sus consecuencias. Sin revanchismos, sin odios. Y ahora, socialistas y comunistas, anuncian talleres, asignaturas y “verdades democráticas” dirigidas a la mente de nuestros hijos, de nuestros nietos. Se trata, en suma, de reescribir la historia, en la parte que les conviene y esconder la que realmente fue. Y el PP de Baleares, silente, ha consentido que se apruebe, sin rechistar, un futuro en el cual brillará con fulgor el sicario Indalecio Prieto y se silenciará un asesinado Calvo Sotelo.
Tal aspiración sectaria surge de unas personas que “no tienen ni puta idea de lo que era el franquismo”, o eso dice otro personaje, también de “derechas de toda la vida”, llamado José Sacristán. Aunque, tal detalle es lo que menos importancia tiene para la Armengol y demás conmilitones de la progresía que están arrinconando al PP contra la pared por su falta de decisión. No sobrevive al estilo Oakeshott, sino que va conformándose con unas migajas que, en el fondo, tampoco se tendrán en cuenta por parte de esa Comisión, ni por los confeccionadores de censos de victimas. ¿Enseñarán a los escolares las matanzas de curas y monjas durante la república? ¿Les hablarán de las "Chekas" o las “sacas”?, ¿Y de la "revolución de octubre” contra la república con el resultado de miles de muertos? ¿Y del asesinato de Calvo Sotelo por miembros de la escolta de un gerifalte del PSOE? ¿Y de Paracuellos? El historiador S. Payne habla de una “guerra de malos contra malos”, pero ahora se crean los “nuevos buenos”. Y cuando se recogen tales hechos, volvemos a recuperar lo que la Transición cerró, para que luego llegase Zapatero, pletórico de engreimiento y soberbia, rebozado de ignorancia y maldad, y diese por amortizada la Transición. Que de eso se trata, nuevamente. A la izquierda balear no le era suficiente la Ley estatal, precisaba de una demostración de valentía antifranquista, sectaria y totalitaria. Invadiendo, además, la propiedad privada, estableciendo sanciones y facultando la creación de esos elementos tan del agrado de la progresía, los soviets de la verdad, de su verdad. Están tan ahítos de revancha que arden en deseos de reescribir la historia para luego, al más puro estilo independentista catalán, endosarla a la alumnos como si hubiese acontecido en realidad.
Y el PP balear, con su “desgraciado hecho histórico”, ha demostrado una vez más su falta de consistencia ideológica. Ha asumido los criterios de socialistas, comunistas, independentistas, sin rubor alguno, presumiendo de unas migajas, demostración de la incapacidad de dar respuesta con un discurso veraz y valiente. Los “nuevos buenos” desean recuperar una dignidad histórica que se perdió con unos gobiernos catastróficos y una gestión de la guerra desastrosa. Esos ahora “nuevos buenos”, son quienes “no tienen ni puta idea de lo que era un preso político de verdad” y sin embargo se predisponen a dar lecciones, dejando de lado paz, amnistía, Transición. Ellos, los que juegan a bolcheviques, sí tienen deseos ideológicos, sí tienen aspiraciones doctrinarias, mientras los supuestos conservadores, tristemente, aplauden una norma que, incluso, atenta contra la propiedad privada, extendiendo sus tentáculos adoctrinadores hacia las mentes infantiles. Y ese aplauso no es sino fruto de una carencia de ideales, de valores, de expectativas, que ha provocado el vaciamiento del discurso popular, conservador, liberal, del cual ya solamente queda la caja.