Faltan 90 días para las elecciones autonómicas, insulares y municipales y la pregunta del millón es qué pasará, quién gobernará tras los comicios del 22 de mayo. Llama la atención que la cosa parece más clara a nivel nacional -y eso que falta aún más de un año- porque la marea es constante y favorable al PP y a Rajoy. En cambio, en Baleares, a solo tres meses vista, es más difícil hacer un pronóstico por lo determinante que es el reparto de escaños por Islas. En gran medida dependerá de dónde venga el viento. Algunos dan por hecho que lo que se avecina en Baleares es la mayor victoria del PP de la Democracia. Podría ser. Pero también puede pasar que el resultado sea más ajustado de lo que los populares más optimistas piensan y les hacen falta 30 diputados. La primera sorpresa electoral podría venir con el fin de una tradición histórica: la de que las Pitiusas decidan la mayoría en el Parlament y eso que en las Islas menores la cosa no pinta nada bien para el PP. En Ibiza lo más fácil es que se repita el resultado: 6 diputados para el PP y 6 para la izquierda. Aunque PSOE y Eivissa pel canvi acudan a las elecciones por separado es difícil que el resultado pase a un 7-5 a favor del PP y más improbable aún que se dé un vuelco a un 5-7 en beneficio de la izquierda. En Formentera, en cambio, el PP puede perder fácilmente el único diputado que aporta la menor de las Pitiusas. Tras la marcha de Pep Mayans la baza de Juanma Costa es bastante arriesgada y no es descabellado pensar que la izquierda arrebate al PP la representación parlamentaria, aunque hay que reconocer que Formentera es especial: no hay encuesta que valga y todo puede pasar. Menorca puede dar la sorpresa. Aunque lo lógico es que se repita el resultado de 2007 -6 diputados para el PP, 6 para el PSOE y 1 para PSM-, la marcha a Palma de Joana Barceló a mitad de legislatura y la polémica que rodea a Marc Pons podrían sumarse al cansancio que se intuye entre los menorquines respecto al PSOE. Además, los nacionalistas del PSM, aunque siguen bien asentados en los pueblos, también están a la baja. No descarten pues que del 6-6-1 de 2007, se pueda pasar a un 7-5-1 o a un 7-6-0, siendo ambos resultados favorables al PP. Y ¿qué pasará en Mallorca? El PP espera que la mayoría absoluta que llevaría a José Ramón Bauzá a la Presidencia del Govern se fragüe en Mallorca. Eso dependerá de UM y de lo que acabe pasando con la Lliga Regionalista de Jaume Font. No es una novedad que en el PP mallorquín hay desavenencias internas. Los cabreos de algunos podrían restar votos. El de alguno cien, el del otro tal vez mil, aunque también es esperable que, a la hora de la verdad, se produzca una corriente de voto útil a favor de Bauzá. La Lliga de Font hará daño al PP donde se presente, si es que se presenta. Podría socavar la mayoría absoluta de Toni Pastor en Manacor o la de Biel Serra en Sa Pobla y, en todo caso, restar votos a María Salom en el Consell. Más difícil es que supere el 5% de votos necesarios para ocupar un escaño en el Parlament. La campaña para un partido extraparlamentario no es nada fácil. En toda esta legislatura el PSOE ha querido cargarse a UM y en la recta final parece haber apostado por potenciar a Jaume Font para frenar al PP. Esa es la jugada socialista y de sus medios afines, que no implica acuerdo alguno con el de Sa Pobla –Font no es un satélite de Antich- sino simplemente perjudicar al partido de Bauzá. La clave de Mallorca es UM o, mejor dicho, el nivel de desastre de UM. Al descalabro judicial hay que añadir una, cuando menos, criticable elección de cabeza de listas. Mala la de Josep Melià al Govern –buen diputado, mal candidato- y peor la de Miquel Munar al Consell. Pero es lo que hay. Lo que queda. Y de Palma, nada. En el Parlament UM también tiene el reto de superar el 5% de votos para mantener su dudosa presencia. Cuando menos cederá dos de sus tres diputados. En ese caso, según la Ley d’Hont -que premia al partido más votado-, sumaría uno el PP y otro el PSOE. Pero si pierde los tres escaños el PP podría hacerse con dos por uno del PSOE. En ambos casos el PP rompería su techo sempiterno de 16 diputados. Pasaría a 17 o a 18. Con 17 en Mallorca, más -en el mejor de los casos- 7 por Menorca, 6 de Ibiza y ninguno en Formentera la mayoría absoluta del de Marratxí sería muy ajustada. Si alcanza los 18, el gobierno de Bauzá es seguro aun no sumando en Menorca y perdiendo en Formentera. Los vientos que soplen la última semana terminarán de decidir.
