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Puto Septiembre

domingo 13 de septiembre de 2015, 16:57h

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Y llegó Septiembre. Con sus lluvias, sus días de sol tímido y enfermizo y su cielo plomizo. El tiempo nos indica también que todo parece volver a la normalidad. Atrás se van quedando las mañanas de sol y playa, el atardecer desde una terraza y el gintonic de medianoche bajo una luna de cristal. Los instantes que deseamos eternizar también pasan y nos devuelven a la realidad. Los buenos momentos no es que no sean reales; lo que sucede es que por lo general no se prolongan en exceso y además transcurren a una velocidad tan vertiginosa que no hay manera de asirlos.

En el trabajo algunos compañeros nos enseñarán selfis de sus vacaciones, otros nos obsequiarán con algún abalorio de sus viajes y algunos otros pasarán de soslayo sobre este tema. No todo el mundo optimiza las vacaciones bajo un mismo prisma. Lo que puede parecer idílico a veces se convierte en un infierno. Es la época del año en la que se generan más rupturas familiares. No todos los seres humanos están capacitados para permanecer veinte o treinta días pegados a su pareja y a su prole. A veces estalla por algún sitio.

También es un buen momento para descubrir que no ha sido tan maravilloso como parecía. Once meses de curro rabioso para llegar por fin a la liberación estival y cerciorarse de que las ataduras laborales son solo una parte de nuestra sumisión. Cargar con críos, perros, gatos, suegros, los amigos del verano....no siempre resulta tan idílico como lo que nos venden en la tele. Tal vez por eso cada vez hay más gente que intenta escaparse de las vacaciones con la excusa del trabajo o de un repentino dolor de pecho. Un amigo mío me comentaba que sus vacaciones le resultaban tan agobiantes que necesitaba tomarse unas vacaciones de las vacaciones. Por lo visto es una modalidad que cada vez va ganando más adeptos.

De todos modos Septiembre es un mes que no da mucho para reflexionar. Los papás a trabajar si es que todavía no han perdido su empleo en esta genuina España de las mil y una oportunidades, y los niños al cole. Pero lo más terrible de este mes es el padecimiento en carne propia de una cuesta peor a la de Enero. Los libros de los peques y el material escolar se lo comen todo. La factura de las paellas y los calimochos es una risa al lado de esto. Y nuestro ejemplar Ministerio de Educación y no sé que más, autoriza todos los años a que se cambien los libros de texto para obligar a que millones de papás y mamás se rasguen los bolsillos y presten a diestro y siniestro para que la mafia monopolizada de las tres o cuatro grandes editoriales de este país se hagan un poco más multimillonarias. Con lo fácil que resultaría pasarse los libros de un curso a otro para el beneficio de todos. Pero esto fastidiaría a los grandes poderes económicos del sector de la educación. Mejor que sangre la turbamulta. No olvidemos que este es un país de políticos necios, cobardes y serviles al capitalismo salvaje. En fin, como siempre, nos toca sufrir. Puto Septiembre.
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