La producción de residuos urbanos de una sociedad tiene una relación directa con el nivel de renta y con la actividad económica; especialmente con el nivel y estilo de consumo. Sin embargo, la cantidad de residuos generados presenta diferencias importantes entre los distintos países. España, tiene una producción de residuos por habitante moderada. Baleares es una de las comunidades que más residuos genera, lógicamente por el número elevado de visitantes. En los últimos años, la crisis ha provocado una tendencia regresiva, ha disminuido el volumen de residuos, y las instalaciones planificadas para su tratamiento han quedado sobredimensionadas.
Peligros ambientales para la salud pública
Cuando analizamos los peligros ambientales para la salud, observamos dos grandes grupos.
-Tradicionales
Los tradicionales están vinculados a la pobreza, a un bajo nivel de desarrollo económico y a las catástrofes naturales. Entre ellos, destacan la falta de acceso al agua potable, el insuficiente saneamiento, la contaminación de alimentos por microrganismos patógenos, la contaminación del aire de interiores por el uso doméstico de combustibles fósiles, las inundaciones, los terremotos y la sequía.
-Modernos
Los peligros medioambientales modernos se asocian al desarrollo insostenible. Destacan, por orden de importancia, la contaminación del aire, agua y suelos, como resultado de las actividades industriales, la contaminación del aire urbano por las emisiones de vehículos y los contaminantes producidos por las centrales energéticas que utilizan energías no renovables; provocan la acumulación de residuos peligrosos, emisiones químicas poco saludables y el depósito de los restos o deshechos de determinadas tecnologías industriales.
Residuos urbanos y peligro para la salud ambiental
Los residuos urbanos son un problema para la salud ambiental, a caballo ente los tradicionales y los modernos. Hasta hace unas décadas el problema estaba relacionado con las limitaciones de la recogida y en la utilización de métodos inapropiados para su eliminación. La debilidad se centraba en la falta de desarrollo de tecnologías y de medios. En la actualidad, disponemos de elementos suficientes para una gestión racional de los residuos urbanos. El problema mayor radica en la gran cantidad de residuos producidos.
Existe un razonable nivel de acuerdo en que la gestión de los residuos sólidos urbanos en la comunidad, es buena. Incluso se puede considerar, que ha llegado a ser, tras tres lustros de esfuerzos, inversiones, innovación, participación y desarrollo, como uno de los mejores modelos del mundo. La gestión integral de residuos que incluye la minimización, la recogida, la reutilización, el reciclaje y el tratamiento ambientalmente sostenible, orientado hacia el vertido cero, ha sido considerada como un modelo a seguir, como un modelo a imitar. Probablemente tenemos una política de gestión de residuos urbanos técnicamente modélica; sin embargo, el entorno de crisis, la ha convertido, desde el prisma económico, como de difícil financiación.
La polémica
Estamos viviendo una nueva polémica derivada de la decisión de importar residuos pretratados y dynamicados, denominados combustible sólido recuperado, para su tratamiento definitivo en nuestra comunidad, por medio de la incineración y recuperación energética.
La polémica tiene un triple trasfondo, de opinión, técnico y político. Es un tema complejo, que genera un amplio interés y un considerable rechazo en la opinión pública. Antes de iniciarse la anunciada importación de residuos, ya se ha generado una considerable toxicidad informativa, derivada de la deficiente política de comunicación, común a la mayoría de ámbitos informativos de la actual administración, la deficitaria aportación de argumentos científicos y técnicos y a la radical politización de la iniciativa.
Reflexiones
El debate técnico y social sobre la gestión de residuos es enriquecedor. La polémica ha servido para recordar que disponemos de un plan de tratamiento de residuos urbanos modélico y que ha quedado sobredimensionado.
El debate político, cortoplacista, nos resulta, cansino, pobre, interesado y muy aburrido.
De forma temporal, mientras los países modernizan sus plantas, podemos conseguir unos ingresos adicionales, si así lo estiman oportuno los responsables, con un coste técnico y medioambiental asumible (Plan de seguridad medioambiental de la actual planta de revalorización energética), que deben revertir en la población.
Ha quedado constancia que el plan director de residuos está, en algunos aspectos, obsoleto. Entre otros, no incluye el tratamiento garantista de determinados residuos sanitarios.
Por último, y según mi modesto punto de vista, el más importante, debemos esforzarnos en mantener el nivel de calidad en la gestión integral de residuos prevista en nuestra ordenación legal, porque ya empieza a manifestar síntomas y signos de deterioro. Se han relajado de una forma preocupante las políticas de protección ecológica. Están estancadas y en retroceso la aplicación de las premisas medioambientales vigentes y se hace necesaria su revitalización. Para ello, es preciso recuperar el nivel de calidad en las políticas de depósito, de recogida y de minimización propias. En este mismo sentido, se hace necesario recuperar el nivel de participación social en la comisión de seguimiento y control de los residuos urbanos, compartiendo con la sociedad los resultados de las medidas de control. Como muestra, un síntoma y un signo de mal pronóstico. El síntoma; la credibilidad de las informaciones oficiales es baja y no genera confianza en la población. El signo; vuelven a visualizarse innumerables vertederos incontrolados sin reacción institucional constatable.