Aunque el número de agresiones al personal sanitario que han sido cuantificadas en el Ib Salut son aproximadamente unas 550 en el último año, hay que resaltar que existe un fenómeno iceberg que no muestra la dimensión de este grave y creciente fenómeno violento, dado que la mayor parte de las agresiones psicológicas, en los que se atenta al respeto y la dignidad de los profesionales, no son denunciadas. Es decir las denuncias manifiestas son mucho menos que las denuncias latentes. Esto es un grave error e irresponsabilidad de los profesionales de la sanidad pública que luego nos quejamos (con toda la razón por supuesto) cuando los usuarios realizan agresiones físicas que provocan una gran alarma social y tienen gran visibilidad mediática.
Es necesario cambiar esta conducta, para conocer la dimensión real del problema y para que la Administración ponga en marcha recursos y estrategias específicas y preventivas. No vale solo con la condena de la agresión, con denunciar al agresor ante el juez y apoyar a la víctima. Hay que hacer algo más y es necesaria la reevaluación del protocolo contra las agresiones e incrementar los recursos.
Los médicos de los Pacs (unos 42), trabajan en las urgencias de los centros de salud y desde las 15 h a las 22 horas se encargan de atender todas la urgencias ( incluso la pediátricas) que acuden en este horario y además se desplazan a las urgencias externas. Muchas veces hay dificultades para cubrir el puesto como toca. Trabajan una semana si y otra no. Los fines de semana de 8 a 22 horas. No cobran ningún tipo de complemento. Muchos de ellos dicen que son tratados como médicos de la tercera por la administración.
En la salvaje agresión del otro día a un médico del Pac de Muro, además del primitivismo violento del maltrato físico hubo también un comentario xenófobo, que delata la exclusión del médico y su desvalorización por no ser de los nuestros y haber venido de otro país. Hay mucha xenofobia latente alimentada muchas veces por los discursos de seudolideres políticos que hacen que el espacio público sea cada vez más inhóspito.
Hay que implementar medidas ya, de forma inmediata. Primera una condena ejemplarizante y directa: la exclusión de la asistencia sanitaria en su centro habitual al agresor, guardias de seguridad en todos los Pacs, medidas de seguridad pasiva y activa, optimizar medidas en centros de alto riesgo (mas agresiones) y campañas de sensibilización, información y formación a los usuarios donde se les recuerde sus deberes y las consecuencias de todo tipo de agresiones.
Cuando se agrede a un profesional sanitario o no sanitario también se agrede al resto de los pacientes y al principal valor de nuestra sociedad del bienestar y es deber de la Administración proveer de todos los medios necesarios para evitar y lograr invertir este fenómeno que se puede equiparar a otro tipo de violencias en otros contextos.
Condena por supuesto, denunciarlo también pero hay que tomar conciencia de con eso solo no basta. Toca que la Administración ponga más recursos específicos y por supuesto revise las condiciones laborales y retributivas de los médicos de los Pacs móviles.
Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.