Lo que les voy a contar a continuación lo saben todos menos uno (es una reseña histórica) y dejo a su imaginación quien es el uno. No lo voy a tener que hacer todo yo...
Les decía que la expresión “tirar (o disparar) con la pólvora del Rey” procede de cuando los arcabuceros de los Tercios de Flandes, unidades de las tropas españolas de la Casa de Austria podían sisar algo de pólvora tras una conquista y que junto a todos los bienes incautados quedaban en manos del Rey. Aunque parezca increíble si eras arcabucero te tenías que pagar el arma y la munición.
Cuando disponían de pólvora del Rey disparaban con más alegría pues les salía gratis. De ahí, de la gratuidad de la munición ha ido degenerando hasta el lenguaje de hoy día que lo refiere a políticos.
En este pequeño país tuvimos un visir que era el más ecolo, progresista y protector del territorio que uno se puede imaginar. El señor Antich, hoy disfrutando de la mayor canonjía que existe en este lado del mar; decidió, sin encomendarse a Dios ni a la Virgen, cambiar la calificación urbanística de unos terrenitos.
Al final la cosa ha ido mal. Han condenado al Govern a pagar noventa millones (unos quince mil millones de pesetas). Vaya fiesta. Un Govern endeudado hasta la trancas le cae el premio de la torpeza de su predecesor. Pero, hay una pregunta fácil de responder, ¿saben quién es el Govern?, no es la Presidente Armengol somos Vd. y yo. Los presupuestos, cuando dejan de ser una ilusión y se convierten en dinero, se trata de nuestro dinero. Esos 91 kilos la señora Armengol los sacará hurgando de nuestros tiesos bolsillos, en los que encontrará algún botón, bolitas de lana, un clip (siempre está) y un ticket de unas copas en el Hat bar y una pila descargada, por ejemplo.
Después de semejante estropicio saben que ha pasado, nada. Ni esa boca es mía ni una disculpa con la boca pequeña. La guerra no va con él y detrás de Antich, el abismo. Saben lo más gracioso ahora que hablamos de dineros, que en la web de la Autoridad Portuaria tras un magnífico curriculum, o sea pagado por Vd. y Yo (gerente del Patronato municipal de la vivienda en 1986, gerente de urbanismo, Alcalde de Algaida, diputado en el Parlament y Consell, diputado en el congreso, presidente de este pequeño país, senador y otra vez a vivienda, 35, si, 35 años cobrando de la teta pública. Les decía que la Web de Autoridad Portuaria, al final de esa orgía de cargos públicos a nuestra costa, “Retribuciones del Presidente de la APB: sin datos disponibles”. Nos esconde cuanto gana.
No puedo evitar indignarme ante semejante golfería. En ese curriculum tan hermoseado deberían incluir sus desmanes pues su incapacidad nos sale más cara que ese Presidente que fue acusado de corrupción.
En cualquier empresa del mundo el señor Antich habría sido despedido sin honores. En ese país que lo aguanta todo se le premia con un “carguito” de unos cien mil al año más unos mil por reunión del consejo. Esto es insostenible.
Quizás deberíamos plantearnos si las decisiones temerarias que nos cuestan una fortuna son también corrupción; el empresario agraciado con la indemnización se frota las manos. Ni ha tenido que construir ni ha tenido que vender las casas, el daño emergente y el lucro cesante se lo pagaremos nosotros y Antich de rositas.
La realidad es que Antich no habitaba o deambulaba cual fantasma o alma en pena por el Consulat de la Mar, o sí, tenía sus equipos de asesores que, en teoría y solo en teoría, deberían aportar luces a las sombras propias del personaje. Solo falta que nos diga que no era órgano de contratación y que no tenía, en consecuencia, firma.
No sé realmente lo que debe pasar por la cabeza de esa gente cuando los tribunales le arrean un mandoble como el de hace unos días; ¿se deben sentir culpables? ¿Va con el cargo? O simplemente había que tomar la decisión a cualquier precio.
El señor Antich nos debe tres cosas. Una dimisión irrevocable, una rueda de prensa con preguntas en la que se disculpe y un crossfunding al modo Sánchez-Castejón para pagar sus desastres. No me da ninguna gracia asumir mi parte de las estupideces de Antich, en este caso. Y ya paro y les dejo tranquilos.