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Sin vergüenza política para bajarse sueldos

jueves 09 de abril de 2020, 00:00h

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El Congreso de lo Diputados desestimó este miércoles la propuesta para recortar las retribuciones de los diputados este mes, dado el parón de la actividad parlamentaria motivado por el estado de alarma y de acuerdo con lo solicitado por algunos grupos. La decisión se adoptó en la Mesa del Congreso que se apoyó en un informe de los letrados de la Cámara que sostiene que el Congreso está obligado a garantizar los recursos para todos los parlamentarios "en igualdad de condiciones y en el conjunto del año". Otra cosa -señala- es que sean los propios diputados quienes, individualmente, renuncien a cobrar parte de su remuneración.

Los diputados reciben una asignación mensual de 2.981,86 euros, a la que suman complementos en función de las tareas que desempeñan y que, según en cuántas comisiones estén, puede significar doblar la cantidad inicial. Además tienen derecho a "las ayudas, franquicias e indemnizaciones por gastos que sean indispensables para el cumplimiento de su función". Esto incluye una indemnización mensual para "afrontar los gastos que les origine la actividad de la Cámara", que no tributa a Hacienda, que se paga incluso en meses de vacaciones y que cobran hasta los miembros del Gobierno con escaño. Se trata de 917,03 euros para los diputados electos por Madrid y de 1.921,20 euros para los demás, lo que suman cada mes 635.265,71 euros.

Similar decision adoptó el Parlament balear. Tampoco aquí hay reducción de salario ni dietas.

El debate, ahora, no es si los políticos cobran mucho o poco. Los políticos han de estar bien remunerados, tienen grandes responsabilidades y la función pública debe resultar atractiva a personas competentes que les compense dejar un tiempo su actividad privada. El debate, ahora, es si los políticos -y la legión de altos cargos que suman todas las administraciones- deberían corresponder con el ejemplo ante los miles ciudadanos a los que representan y que, en un buen número, se van a ver sometidos a una situación de gran calamidad económica y laboral.

Con un paro disparado, miles de ERTEs en tramitación, una mayoría de las empresas cerradas y muchos ciudadanos que no ingresarán nada, que los políticos mantengan sus remuneraciones, como mínimo, chirría. Especialmente cuando su actividad se ha reducido considerablemente -en el caso de quienes forman parte de cámaras legislativas- o sencillamente, ha desaparecido -como es el caso de los miles de cargos y asesores que ahora mismo no hacen nada porque no tienen nada que hacer-.

Es momento para aplicar empatía social ante aquellos para quienes dicen trabajar. Momento para un gesto que devuelva autoridad moral a los políticos en una situación extremadamente crítica en la que necesitan ganar crédito ante la población. Margen tienen.