Sus impuestos sirven para que los eurodiputados se hagan reducciones de pecho, se paguen tratamientos de adelgazamiento, se depilen o paguen las pastillas de Viagra con la que pueden estar más marchosos. Si son eurodiputadas, también pueden comprarle a cargo de los contribuyentes, el Viagra para sus maridos o sus hijos. El Parlamento europeo, según denuncia la europarlamentaria Nikki Sinclair, de Gran Bretaña, dedica este año algo más de tres millones de euros para tratamientos médicos contra el envejecimiento, liposucciones o limpiezas de piel. Naturalmente, también están incluidos en estos gastos los spas, que tanto conocemos en Baleares. Dos terceras partes de todo el gasto que tenga un eurodiputado por estar unos días en un centro de tratamiento de salud, está financiado por los impuestos de los europeos. También, si un eurodiputado tuviera problemas con drogas, su rehabilitación queda a cargo de los contribuyentes. Lógicamente, esta partida tiene mucha demanda, al punto de que ha subido este año un 36 por ciento. La eurodiputada británica, que no debe tener muchos amigos entre sus colegas, se queja porque algunos tratamientos contra el cáncer en Gran Bretaña no se pueden ofrecer por su coste desproporcionado, mientras que los eurodiputados se autoconceden estos privilegios que financian los europeos con al menos 1,5 puntos de la recaudación de IVA en sus países. Sinclair dice que “Esta es una enorme cantidad de dinero que paga el contribuyente”. “Muchas familias -añade- se tienen que ajustar el cinturón y mucha gente está preocupada por su futuro económico, pero los gastos en Bruselas siguen creciendo. Este sistema está lleno de abusos y hay que cambiarlo.”
