Una nueva crisis económica colocaría a uno de cada cinco ciudadanos de Baleares en situación de pobreza extrema o exclusión social. Es el titular que deja el informe elaborado por la Xarxa per a la Inclusió Social de les Illes Balears que se ha conocido esta semana y que coincide prácticamente al cien por cien con el que publicó hace quince días Cáritas de Mallorca.
En cifras, el informe concreta que el 18 por ciento de la población balear -algo más de 200.000 personas- se encuentra en situación de riesgo de pobreza o exclusión social, y casi 370.000 personas cobran menos de 1.000 euros al mes. Además, un total de 11.000 baleares se encuentran en situación de pobreza severa con ingresos inferiores a los 370 euros mensuales. Otros datos de este mapa de la pobreza señalan que el 29,2 por ciento de la población balear -uno de cada tres ciudadanos- no se puede permitir ir de vacaciones una semana al año, el 33,6 por ciento no puede hacer frente a gastos imprevistos, el 11,4 por ciento no puede tener su casa a la temperatura adecuada mientras que el 6,5 por ciento no puede disponer de coche y el 5,6 por ciento de un ordenador.
La tópica imagen de Baleares como una comunidad rica, con un nivel de vida por encima de la media, choca con la realidad. Más allá del espejismo, los datos muestran una sociedad donde la precariedad y los precios de la vivienda han impactado de lleno en el bienestar de los ciudadanos.
Las previsiones económicas insisten en el enfriamiento de la economía española, mientras fuera de nuestras fronteras la incertidumbre del Brexit, la recesión de Alemania o la guerra comercial alimentan el fantasma de una nueva crisis como la sufrida hace diez años. Por ello, los analistas consideran que la situación económica -a la par con otras circunstancias como la crisis de Cataluña- va a tener un papel destacado en las elecciones del próximo mes. El reparto de responsabilidades es extenso, pero corresponde sobre todo a los poderes públicos establecer mecanismos que permitan proteger el crecimiento para poder repartir mejor. Las cifras son alarmantes y hay que actuar antes de que el daño sea ya irreparable.